En el Purgatorio se encuentran las almas que están salvadas y destinadas al Paraíso, pero que deben eliminar los últimos residuos del pecado, las llamadas "penas temporales".
El Catecismo define así el Purgatorio:
Muchos argumentan que Jesús nunca habló del purgatorio.
Cierto, pero las referencias al purgatorio se encuentran en varias partes de la Biblia: los Evangelios, la primera carta de san Pablo a los Corintios, y sobre todo el segundo libro de los Macabeos.
En él se habla de oraciones y sacrificios ofrecidos por los muertos, "para que sean absueltos del pecado" y puedan entrar en la gloria de Dios.
A partir de esos pasajes la Iglesia elaboró la doctrina del Purgatorio.
La primera formulación "oficial" se remonta al Concilio de Lyon (1274) y fue confirmada por el Concilio de Florencia (1439) y el de Trento (1563).
¿Cómo se lleva a cabo la purificación de las almas?
Algunos han dicho que este fuego es Dios, cuyo Amor enciende las almas, las purifica y las sana de los residuos del pecado y las vuelve perfectas en el amor. Un fuego muy distinto al de las llamas del tormento del infierno.
A causa de este fuego las almas del purgatorio por una parte sufren mucho más que en la tierra. Por otra gozan de una alegría mucho más grande, porque su amor por Dios se vuelve cada vez más puro.
Es importante decir que las almas del purgatorio ya están salvadas y no pueden de ninguna manera cambiar su destino: no pueden "pecar" ni "merecer", sino solo purificarse para poder gozar de la visión de Dios "cara a cara".
¿Dónde está el purgatorio?
El purgatorio no está en un lugar específico y no es tampoco un lugar físico, según las categorías espacio-temporales que en el más allá no existen.
Más que un lugar, el purgatorio es un "estado" en el que el alma se encuentra después de la muerte.
Lo mismo vale para el tiempo: estamos fuera del tiempo, aunque todavía no en la eternidad.
El mismo purgatorio dejará de existir en el momento del juicio final.
El tiempo de permanencia en el purgatorio no es igual para todos sino el necesario para la purificación del alma.
Atajos
Sin embargo, hay "atajos". Son las ayudas que vienen de quien permanece en la tierra, a través de oraciones, indulgencias y sobre todo las misas de sufragio.
Desde el principio, la Iglesia le reza a san Miguel por las almas del Purgatorio y lo llama el "ángel del Purgatorio".
San Anselmo dijo que el príncipe de las milicias celestiales es omnipotente en el Purgatorio. Y cuando el alma es purificada... será precisamente él quien la acompañará al Paraíso.