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Atención: Si eres víctima de abuso doméstico o sospechas que una persona cercana a ti está siendo maltratada, por favor busca ayuda de un profesional o contacta con las autoridades competentes.
Con el reciente asesinato de Gabby Petito en Estados Unidos, el tema de la violencia doméstica ha vuelto a saltar a los medios de comunicación. Aunque hay artículos que explican cómo identificar las señales que servirían como indicios de una potencial pareja abusiva, se pone poco énfasis en cómo se siente en realidad el estar en una relación así.
Y estos sentimientos a menudo llevan a la víctima a permanecer en la relación más de lo que debería, a veces con trágicas consecuencias.
Es importante señalar que, aunque en algunos casos la terapia puede ayudar a la persona agresora y, por consiguiente, a la pareja, en muchos casos de violencia doméstica la única manera de garantizar la seguridad de la víctima es abandonar la relación con todo el apoyo del que pueda disponer.
Para ayudar a arrojar luz sobre cómo es la vida en una relación abusiva, hemos hablado con personas que han pasado por experiencias personales de abuso. Esto es lo que nos han dicho sobre su vivencia y sobre cómo los allegados pueden ofrecer ayuda y apoyo.
1HAN NORMALIZADO LAS CONDUCTAS ABUSIVAS
Aunque caminar constantemente de puntillas se convierte en la norma, también se normaliza el estar recibiendo un chorro de abusos verbales o físicos. Un comportamiento que podría impactar a otras personas termina convirtiéndose a menudo en un estilo de vida.
Quienes lo sufren saben que no es correcto, pero sienten que deben soportarlo, a menudo por el bien de sus hijos o por su propia seguridad.
De hecho, cuando hay niños implicados, el padre o madre abusado puede llegar a sentirse como un bombero que apaga constantemente las “llamas” que enciende su pareja maltratadora para mantener el hogar tan tranquilo como sea posible.
Cómo puedes ayudar: Recuerda amablemente a la persona abusada que ella y sus hijos no deberían tener que vivir con el abuso en sus vidas. Y haz hincapié a esta persona en que, con el apoyo de sus seres queridos, puede encontrar (también con los hijos) una manera de vivir una vida de paz. Tienes que asegurar a la víctima que es posible tener una vida sin una pareja maltratadora y que no estará sola si da ese temido paso adelante de abandonar la relación.
2 HAN SIDO HUMILLADAS
Una de las peores cosas sobre la violencia doméstica es que la víctima es humillada, no solo por su pareja, sino por la situación en sí misma. Miran a las parejas de su entorno y piensan en la vida familiar que soñaron tener.
Y aunque intentan salvar las apariencias y fingir que todo va bien, en su interior se sienten fracasadas. Se cuestionan sin parar su papel en la relación, qué estarán haciendo mal, cómo podrían mejorar las cosas… ¿Podrían ayudar a la pareja a ver la luz?
La responsabilidad que estas personas sienten sobre sus hombros es tan pesada que puede aplastarles el alma y dejarlas físicamente exhaustas.
Cómo puedes ayudar: Transmite a la víctima que te impresiona su fortaleza y su resiliencia. Cálmala diciéndole que el problema está en la persona maltratadora. Ninguna persona debería vivir nunca temiendo a la persona con la que vive. Si la víctima puede ganar confianza apoyándose en sus fortalezas, le servirá de mucho para ayudarle a cambiar su situación.
3LO LAMENTAN
Uno de los aspectos más duros de una relación de abuso es que la pareja maltratada sabe que las personas próximas a ella son conscientes de que las cosas no van bien, en especial si la pareja violenta no puede mantener el control delante de otros.
Peor aún, la víctima quizá haya recibido presiones de la persona victimaria para cortar las relaciones con amigos y familiares. Es posible también que la víctima sepa que las personas con las que sí se ven pueden ver detrás de las sonrisas forzadas y esto le produce sentimientos de preocupación o ansiedad.
Esto es particularmente difícil de soportar sabiendo que los familiares más mayores, que tienen mucha experiencia y pueden ver lo que está sucediendo, se sentirán incapaces de intervenir.
Al final, la pareja maltratada a menudo prefiere mantener las distancias con respecto a los seres queridos para ahorrarles la preocupación. Sin embargo, así se sienten más aisladas, más asustadas, lamentan causar tanto estrés y lamentan también no estar implicadas activamente en la vida de la familia ampliada.
Cómo puedes ayudar: La forma más sencilla de ayudar a un ser querido es, simplemente, decirle que le quieres. Transmítele calma y asegúrale que no tiene que cargar con toda la responsabilidad de los efectos que su relación tenga sobre el conjunto de la familia. Lo bonito de la familia es que está ahí para apoyarse mutuamente, pase lo que pase.
4TIENEN MIEDO
Cada vez que oye la llave en la puerta, el estómago de la pareja maltratada da un vuelco. Espera a ver de qué humor viene su pareja, ese humor que determinará cualquier comportamiento violento y el ambiente en la casa para el resto del día.
Hay un hilo constante de miedo bordado en la vida familiar que es difícil de descoser, incluso si la pareja maltratadora abandona el hogar familiar.
Las víctimas también tienen miedo por su futuro y por el de sus hijos. No saben qué pasará si un día su pareja se pasa de la raya. No saben si serán capaces de dejar a su pareja y buscar refugio y seguridad; temen que, incluso si llegaran a hacerlo, su pareja les encuentre. No saben si tendrán los recursos económicos para salir adelante, una perspectiva desalentadora para quienes tienen hijos y carecen de un trabajo estable.
Las víctimas están paralizadas por miedo a lo que podría pasarle a sus hijos si logran abandonar a la pareja maltratadora. Quizás los niños pasen a ser los destinatarios del comportamiento abusivo de la pareja si se quedan a solas con ella.
La víctima quizás tenga miedo de implicar a la policía o a los servicios sociales por la inseguridad de hacia dónde conducirá todo. Es abrumador gestionar todo desde el frente del hogar y aceptar lo que el futuro pueda traer en los tribunales.
Una víctima también puede temer no ser capaz nunca de tener una relación sana. No solo por haber experimentado una relación traumática, sino por no tener la confianza en saber discernir una pareja buena de una mala.
Cómo puedes ayudar: Puedes ofrecer ayuda para encontrar a los profesionales y los servicios adecuados para ayudar a la víctima. Puedes acompañarla en cualquier visita que tenga para que disponga de un apoyo fijo. Hay formas prácticas de ayudar también, pero lo mejor es recibir antes consejo de profesionales para situaciones específicas.
5 SE SIENTEN CULPABLES
Hay un sinfín de razones por las que una persona maltratada se siente culpable. Primero, se siente culpable por hacer que sus hijos vivan este trauma. Se siente culpable por que las actividades sociales de sus hijos se vean afectadas por la preocupación por cómo podrá comportarse un padre o madre maltratador.
La víctima puede sentirse culpable por no haber hecho lo suficiente para evitar el abuso. Por supuesto, la única a quien cabe culpar es a la persona maltratadora, pero la víctima quizás se sienta culpable por haber dicho o hecho algo “malo”.
Uno de los aspectos más duros, en especial para las personas cuya fe es una parte importante de su vida, es cómo se siente la víctima con respecto al maltratador. Aunque sabe que está llamada a perdonar a la persona maltratadora, puede resultar una tarea imposible, sobre todo cuando el abuso es constante o si está dirigido a los niños.
Y puede haber más culpa aún si la víctima se separa de su maltratador. Los cristianos aprenden que el matrimonio es un vínculo sagrado y hermoso, así que, incluso si la separación es la única forma segura de avanzar, la víctima a menudo siente que ha decepcionado a Dios.
Cómo puedes ayudar: Lo mejor en este caso es asegurar a la víctima que ha hecho lo mejor que podía en unas circunstancias extraordinarias. Su seguridad y la de sus hijos son primordiales. También puedes calmarla diciéndole que no hay prisa, que el perdón puede tardar toda una vida en llegar y que no es un proceso fácil, sobre todo si la persona sigue sufriendo el abuso. El tiempo, en este caso, puede ser un gran sanador.
6NO QUIEREN SER VISTAS COMO VÍCTIMAS
A muchas personas no les gustan las etiquetas, sobre todo si es una que les hace sentir débiles. Su pareja ya ha hecho bastante para arrebatarles su fortaleza y seguridad, así que añadir la etiqueta de “víctima” puede parecerle la humillación definitiva.
Cómo puedes ayudar: Aunque no hay duda de que una persona maltratada por su pareja es una víctima, quizás conviene evitar referirte a ella directamente de esta manera. Puedes conversar abiertamente con la persona en cuestión y asegurarle que no la consideras débil o estúpida. Hay personas amables, capaces y encantadoras que también llegan a encontrarse en relaciones de abuso.
Aunque no hay una solución fácil para lidiar con una relación de maltrato, el apoyo social supone una diferencia fundamental. Los párrocos pueden ser una pieza clave para ofrecer orientación y oración en un tiempo tan terriblemente estresante. También, el apoyo y las oraciones de los allegados de la víctima pueden tener un impacto beneficioso y gratificante.