Ecuador renovó este domingo 13 de junio su consagración al Sagrado Corazón de Jesús. Lo hizo recordando lo que había sucedido hace 147 años. Precisamente, el 25 de marzo de 1874, en la Presidencia del doctor Gabriel García Moreno, sucedió aquel histórico acontecimiento que derivó en la construcción en Quito de la Basílica del Voto Nacional.
Con esa consagración, recuerdan las reseñas, Ecuador se convirtió en el primer país de América Latina en hacerlo, algo que deja de manifiesto un capítulo fundamental en la extensión de esta devoción en Hispanoamérica.
En la Basílica del Voto Nacional la renovación de la consagración se hizo efectiva. Se hizo con una misa que fue oficiada por el arzobispo metropolitano de Quito y primado de Ecuador, Alfredo Espinoza Mateus. Además, tal cual recuerdan medios locales como El Universo, contó con la presencia del presidente Guillermo Lasso, quien participó junto a otras autoridades de gobierno.
“Nos debemos consagrar hoy a amar y servir. Ahí está la consagración que el Señor quiere para nosotros hoy. No podemos ver una consagración como historia, dada en una realidad histórica muy distinta a nuestra historia de hoy”, expresó el arzobispo durante su homilía.
El propio arzobispo recordó la importancia de lo sucedido hace 147 años y lo que representa en el contexto actual al indicar que “no se reconsagra lo que ya está consagrado”, pero que sí se puede partir de lo que está sucediendo en el país para renovar una consagración que invita a “amar y servir”.
Por otro lado, el arzobispo recordó que esta renovación también prepara para la conmemoración del 150 aniversario de la Consagración al Corazón de Jesús y de cara al Congreso Eucarístico Nacional de 2024 en Quito, por pedido del papa Francscio
“Ponemos hoy a nuestro país, a sus gobernantes, al pueblo fiel, a los enfermos que sufren los estragos de esta dura pandemia, en el Corazón misericordioso del Señor. Hoy, como hombres y mujeres de fe, oramos ante el Señor y ponemos a nuestra Patria nuevamente en el Corazón de Jesús", recordó, tal cual reproduce la Arquidiócesis de Quito.
El mensaje del arzobispo culminó con un fuerte llamado a los gobernantes a ser cercanos al pueblo, especialmente con los más vulnerables y pobres.