Medardo nació en el año 456 en Salency (Oise, Francia). De pequeño regaló su caballo a un hombre que lloraba porque unos ladrones le habían robado el suyo.
Fue ordenado sacerdote a los 33 años. Se dedicaba a la evangelización al mismo tiempo que a la agricultura.
Al morir el obispo de su diócesis, la actual Saint-Quentin, fue consagrado por aclamación popular.
Celebró el matrimonio del rey Clotario I con la princesa franca Radegunda y fue testigo del sufrimiento de esta, quien en realidad quería ser monja y además vio cómo el monarca mataba al hermano de ella.
Medardo le dio apoyo para que pudiera llevar una vida santa, primero como esposa y después, cuando enviudó, como religiosa.
Falleció en el año 545 y, según la tradición, sus reliquias fueron trasladadas por Carlomagno al condado de Ribagorza (entonces en la Marca Hispánica y hoy en Aragón, España).
Está enterrado en la abadía de San Medardo de Soissons, al noreste de París.
Su fiesta se celebra el 8 de junio.
Santo patrón
Es patrono del condado de Ribagorza. En un grabado del siglo XVI impreso en Zaragoza figura san Medardo obispo como intercesor para implorar las lluvias en tiempo de sequía. Se dice popularmente que si llueve el día de su festividad, habrá lluvia en los 40 días siguientes.
Los campesinos franceses le rezan para que proteja los viñedos y los cuide de los ladrones y del mal tiempo.
Una leyenda cuenta que cuando era un niño se produjo una fuerte tempestad y que san Medardo quedó protegido bajo un águila que desplegó sus alas. Así es como se le representa en la iconografía.
Es también patrón de los camareros, leñadores, agricultores y titiriteros y se le invoca para combatir la esterilidad, la tuberculosis intestinal y el dolor de muelas.
En el siglo XV pasó a ser protector de la realeza francesa junto a santa Radegunda, en la época de Carlos VII.
Oración
Dios Padre Todopoderoso,
que llenaste a san Medardo del Espíritu Santo,
dejándose poseer y conducir por Él,
viviendo y construyendo una inigualable fe cristiana,
como sacerdote y obispo, sembrador y cuidador del campo así como de tu Palabra
y mostrando que Jesucristo es Camino, Verdad y Vida y quien nos hace libres.A Jesucristo desde la Iglesia sirvió generosamente con su vida,
animada por un amor y comprensión hacia aquellos con los que se encontraba,
proponiendo la dulce y confortadora alegría de evangelizar desde la caridad y compasión.Por intercesión de san Medardo, te pedimos el ímpetu interior que tuvo y vivió,
irradiando el fervor de la alegría del Evangelio,
anunciando el Reino de Dios e implantando la Iglesia en el mundo.Por Jesucristo Nuestro Señor.
Amén.
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