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Dios no quiere sacrificios y lo manifiesta de muchas maneras en la Biblia. Para Jesús, el único posible sacrificio es el don de uno mismo. Así que vivir el Reino de Dios es darse, es amar siempre y hasta el final.
Yo no llamaría sacrificio a "amar siempre y hasta el final", más bien diría: "darse es un regalo".
Porque se empieza a vivir el Reino de Dios, cuando empiezas a darte, a amar en profundidad, recibes muchísimo más de lo que has podido dar. Se podría decir que empiezas a vivir ya el cielo en la tierra, con todas las promesas que Jesús hizo.
Lo que es más difícil es darse cuando llegan situaciones extremas, conflictos, injusticias, torturas, guerras,... ¿Cómo seguir amando en toda circunstancia?
Tenemos a un maestro y amigo, Jesús de Nazaret. Él clavado en la cruz sigue amando. Las siete palabras que entonces pronuncia están repletas de amor.
Su presencia, junto al soplo del Espíritu Santo, nos ayudará a amar siempre.
Esperemos con paciencia esa venida prometida del Espíritu de Dios, que sacia toda sed, que alimenta toda alma y que impulsa con fuego ardiente el corazón de los hombres.
Es el mismo Espíritu que guió a Moisés, a Abraham en su misión y a cuantos hombres creyeron que Dios es Padre y nunca deja de estar presente.
Artículo basado en el texto original de Pauline Lodder «Darse es un regalo – Buscad primero el Reino de Dios».