No existe hombre más confiable que él, lo saben bien los santosJusto, práctico, silencioso, listo a seguir la voluntad de Dios: Él es San José, el esposo de María, el hombre elegido por Dios para ser el padre de Jesús en la tierra.
San José es sin duda uno de los santos de la Iglesia católica que despierta más devoción.
¿Por qué?
Porque fue un hombre justo, paciente, devoto, amante de Dios y fiel servidor suyo.
Una de sus grandes virtudes fue la fidelidad que lo llevó a renunciar a sus propios deseos y proyectos. Pensaba que tenía la vida resuelta y llega Dios a cambiar los planes.
Y ¿qué hace él?
La acepta con tal mansedumbre y amor que es imposible no reconocerlo y honrarlo. E incluso tomarlo como ejemplo de vida, como modelo de amor, como fuente de inspiración.
Los Evangelios no hablan mucho de él y no citan sus palabras, pero es como una presencia constante en el silencio que actúa y que ayuda al Señor a transformar la realidad para gloria Suya.
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Hombre justo
No existe hombre más confiable que él. Lo saben bien los santos. Una de ellas, santa Teresa de Ávila, decía:
“No recuerdo haberle pedido una gracia que no haya obtenido inmediatamente”.
Era un hombre “justo” -así lo definen los Evangelios-, un judío devoto, y respetuoso de la Ley. Era un hombre práctico, capaz de organizar el viaje a Belén para el censo, con María a punto de dar a luz, la huida a Egipto, y cubrir todas las necesidades de Jesús y María.
“En la escuela de san José, mejor que en ninguna otra, se aprende la familiaridad con Jesús y su Madre” (San Juan Pablo II).
Su silencio es fruto de la aceptación consciente de la tarea que Dios le ha encomendado. José no es el hombre del sacrificio, sino el hombre del amor: no solo “hacía su deber”, sino que amaba lo que el Señor le pedía en actos concretos de cada día.
Devoción a san José
La devoción a san José ya estaba presente en los primeros años de la Iglesia, aunque su fiesta no se estableció hasta el siglo XV. La fiesta de “San José, esposo de la Santísima Virgen María” se celebra el 19 de marzo: según la tradición este es el día de su muerte, poco antes de que Jesús anunciara su vida pública.
Se piensa que murió entre los brazos de Jesús y María, motivo por el cual la Iglesia lo venera como el santo de la “buena muerte”. Pío IX proclamó a san José patrono de la Iglesia universal en 1870 y recientemente su nombre fue introducido en el canon de la misa.
La Iglesia dedica a san José de manera particular el mes de marzo y los miércoles.
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