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El matrimonio conlleva una elección definitiva de casarte y, por ello, muchas veces asusta. Nos preguntamos ¿cómo es posible elegir el matrimonio? El camino que lleva al matrimonio se inicia cuando un hombre y una mujer que se aman reconocen el deseo que tienen en su corazón, entendiendo por deseo el anhelo de la verdad.
Esto no es una cuestión religiosa o confesional, estamos hechos por y para el amor y cuando lo reconocemos deseamos que sea de verdad.
El manual de a felicidad

Cuando está enamorado la percepción del mundo cambia para bien. Todo se hace más luminoso desde el momento en que vivimos deseando compartirlo todo con el otro; además, el amor nos ayuda a sacar de nosotros mismos todo lo bueno que llevamos dentro.
Y no solo en los días buenos: también en los momentos malos, pues es más fácil pasar por las dificultades porque el otro camina a un lado. Esto es lo que viven los que están enamorados.
Como consecuencia de esa experiencia, surge un anhelo profundo que se concreta en afirmar: ya no concibo mi vida sin ti puesto que mi vida es mejor porque tú estás conmigo, no quiero vivir sin ti.

Un amor único y especial
Por eso, elegimos a la persona: nadie lo impone, somos nosotros mismos quienes prefieren a la pareja antes que a cualquier otra persona. Y esto no se vive como una renuncia dolorosa a estar con otras personas, sino que la decisión surge del reconocer que el otro es especial.
Este amor nos da vida, como hemos dicho antes, desde lo más pequeño a lo más grande pues, de nuestra unión de amor puede surgir una nueva vida, un ser humano que será encarnación de nuestro amor.
Estas características que, si de verdad se está enamorado, queremos que tenga nuestro amor coinciden con las características de la unión conyugal: ya no concibo la vida sin ti; querer ser una sola carne y que nuestro amor no acabe nunca. Esta es una unión para siempre (indisoluble).
Un amor fiel y fecundo

Todas estas características forman el concepto natural de matrimonio: una unión en el amor para siempre, fiel y fecunda.
Estas características que corresponden al concepto natural de matrimonio no las encontramos actualmente en la definición de unión conyugal de las legislaciones civiles. Por esta razón muchas personas consideran que la propuesta del matrimonio así entendido es una cuestión confesional y que solo afecta a los católicos: porque únicamente encontramos en el Magisterio y la legislación de la Iglesia la definición del matrimonio como unión indisoluble, fiel y fecunda.
Pero como hemos visto, las características de la unión matrimonial derivan de la experiencia misma del amor y la lglesia no las inventa, sino que las ve con admiración en la verdad del amor entre un hombre y una mujer. Por eso las recoge en su Magisterio y las propone como la mejor manera de vivir un amor de verdad.
Sin embargo, si no se entiende por qué la Iglesia propone así el matrimonio, parece que es una propuesta solo dirigida a los creyentes. No es cierto: es un concepto natural y todos los amantes que se aman con un amor de verdad tienen en el corazón el anhelo de vivir un amor definitivo, fiel, fecundo, de ser una sola carne todos los días de su vida. Esto es el matrimonio.
Lo que Cristo puede enseñar a nuestros matrimonios


