Los padres que están separados o divorciados suelen ver a sus hijos en días estipulados. Otros, por razones laborales, tienen que vivir distanciados y el tiempo compartido con ellos es limitado. En cualquier caso, los hijos siempre necesitan a sus padres aunque estén lejos y, al no tener una convivencia diaria, aprovechar ese tiempo se convierte en un verdadero desafío.
Siguiendo los consejos del escritor estadounidense Gary Chapman podemos evitar ciertos comportamientos que nos impiden pasar tiempo de calidad con nuestros hijos y aprovecharlos mejor, ya que las intenciones pueden ser buenas pero fácilmente podemos caer en el error.
1El síndrome del "papá de Disneylandia"
Debido a que la cantidad de tiempo para compartir con los hijos no es mucha, los padres tendemos a planificar cada encuentro con anticipación, buscando hacer algo divertido y, al final, destinamos el día mayoritariamente a juegos, compras o actividades recreativas.
No hay nada malo en divertirse, pero los hijos también necesitan ver a sus padres en circunstancias normales.
Al no participar de las rutinas diarias, los padres tienen menos posibilidades de saber lo qué ocurre dentro de la mente y el corazón del joven. Por eso es importante no olvidar que, más allá de los juegos, es conveniente buscar un espacio para el diálogo abierto en una atmósfera relajada.
Si los padres no pueden descubrir las necesidades emocionales de los hijos, no podrán satisfacerlas. El padre creerá que ha sido amoroso y que ha hecho algo bueno por su hijo, pero el joven se sentirá rechazado e insatisfecho con un vacío emocional que necesita llenar.
2No estar realmente con ellos
Otro de los errores que se suelen cometer durante el tiempo de visita es que los padres tienen compromisos y les piden a sus hijos que hagan alguna tarea mientras se ausentan, o bien, que los acompañen a hacerlas. El problema es que al final, no están realmente con ellos.
Incluir a los hijos en el ritmo normal de la vida de los padres haciéndolos participar en tareas como ir de compras o ir al banco a hacer algún trámite puede ser una experiencia muy positiva de la que incluso pueden aprender mucho.
Sin embargo, los hijos se dan cuenta cuando los adultos se están aprovechando de ellos; cuando el interés de sus padres se centra más en cumplir la agenda y sacar beneficio de su compañía o presencia, el resultado será que eviten pasar tiempo con sus padres de nuevo.
3Pensar que todo va bien
Otro error frecuente que cometemos los padres es pensar que el silencio de nuestros hijos indica que todo está bien. La mayoría de los jóvenes que tienen padres separados necesitan expresar sentimientos y emociones, pero por lo general, son reacios a comentar sus luchas emocionales con el padre que no ven seguido por diferentes razones.
Algunos temen que, si son sinceros con sus sentimientos, serán rechazados y cesarán las visitas; otros recuerdan los estallidos violentos del padre y le temen a su ira si le hablan con sinceridad, o simplemente se abstienen de hacerlo porque no quieren crear más problemas.
Es importante que los padres puedan crear una atmósfera para dialogar sin temor a las represalias y, ante el silencio de sus hijos, tomar la iniciativa, reconociendo que han podido generar dolor y problemas debido a la situación de la separación o el poco tiempo que están presentes.