El papa Francisco no oculta su admiración hacia la mujer paraguaya, a quien considera como la “más gloriosa de toda América”. Estas expresiones del Papa tuvieron eco en todo el mundo, ¿pero cuáles son los fundamentos de esta afirmación?
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Las palabras de Francisco denotan que conoce los rasgos de la historia de Paraguay. La generalidad de los historiadores se refiere a la mujer paraguaya como la combinación perfecta entre mujer y valentía.
Kuña Guapa (mujer capaz) es el término acuñado entre el español y guaraní, que define en Paraguay a aquellas mujeres que son capaces de superar cualquier obstáculo.
Aparicia Ramírez, viuda de Torres, tiene 70 años dio a luz a catorce hijos y adoptó en dos ocasiones. Su esposo, quien falleció hace unos seis años, siempre trabajó como peón de estancias, alejado de su familia. La mujer tiene un pequeño puesto de venta de yuyos en el Mercado Municipal Número 4 de Asunción, capital del Paraguay.
Doña Aparicia relató a Aleteia que desde niña empezó a trabajar en el mercado y ya lleva 60 años como vendedora, en su puesto callejero. Su jornada laboral empieza a las 03.00 y culmina alrededor de las 17.00. Para ella, trabajar domingos y feriados ya es parte de la rutina.
“Gracias a la venta de yuyos pude educar a mis hijos y muchos de ellos ya son profesionales. Ahora tengo 60 nitos y 10 biznietos. Dios me da fuerzas y salud para seguir trabajando”, relata con orgullo la mujer.
Aparicia optó por dormir en los pasillos del mercado, ya que no cuenta con transporte que la lleve hasta el centro comercial durante la madrugada. Su casa se encuentra en Villa Hayes, a 30 kilómetros de Asunción. “Dejar el trabajo no está en mis planes”, asegura.
Mujer capaz
La Kuña Guapa es capaz de superar cualquier obstáculo. Un ejemplo de ello es Elsa Mareco, quien tiene cinco hijos. Ella elabora panes, confites y decora eventos. Como otras madres, es capaz de sacar fuerzas de donde sea para ayudar a sus hijos. Pero lo que esta mujer tiene de diferente a otras, es que perdió una de sus manos cuando tenía solo cinco años.
“A los cinco años, por travesura, metí mi mano derecha en un molino de carne. Fue algo difícil ser madre y cuidar de mis hijos sin una mano, también sufrí bastante en el aspecto social. Todo lo que Dios me pone en el camino es porque sabe que lo puedo superar. No hay nada imposible si uno tiene fe”, comentó a Aleteia.
Elsa Mareco tiene 38 años. La mujer relata que, por su condición, muchas personas dudan para contratarla. Sin embargo, con su desempeño rompe los prejuicios. Para ella el apoyo de su familia es indispensable a la hora de afrontar los desafíos que se le presentan.
Doña Aparicia y Elsa son solo una muestra poblacional de miles de mujeres paraguayas que, con mucho esmero, se convierten en el pilar de sus hogares. Ellas, como muchas otras mujeres gloriosas, no dan tregua a las dificultades y luchan de manera incansable en busca de un futuro mejor; dejando así en alto legado de aquellas que reconstruyeron un país devastado.
La mujer que reconstruyó su país
Entre los años 1864 y 1870 Paraguay sufrió uno de los episodios más sangrientos de su historia; la Guerra contra la Triple Alianza. Las tropas paraguayas se enfrentaron a una coalición integrada por Brasil, Argentina y Uruguay.
Las tropas paraguayas dirigidas por su presidente, el mariscal Francisco Solano López, tenían una desventaja numérica de 5 a 1 y la derrota fue inevitable. Diversos historiadores coinciden en que la población total del país quedó diezmada en un 50% y el 95% de su población masculina adulta. Paraguay perdió, además, gran parte de su territorio.
Conscientes del holocausto por el que estaba atravesando su patria, las mujeres paraguayas convirtieron su dolor en fuerza y supieron ser el eje de la reconstrucción de Paraguay.
Una fecha siempre recurrida por los historiadores para hablar acerca de la mujer del Paraguay es el 24 de febrero de 1867, recordando la primera Asamblea de Mujeres Americanas, realizada en Asunción.
Las mujeres que participaron de esta asamblea decidieron ofrendar sus joyas y pertenencias en defensa de la patria, ya que estaba en pleno desarrollo la Guerra contra la Triple Alianza. A este grupo de mujeres se las conoce como residentas.
“Este gesto del bello sexo – término utilizado en la época – se dio en un contexto en el que la mujer paraguaya tenía menos derechos, en su país, que un extranjero”, explica a Aleteia la historiadora Noelia Quintana, autora del libro La Mujer Paraguaya durante la Guerra de la Triple Alianza.
Quintana menciona que estas mujeres, además de donar sus joyas, participaron de la reconstrucción del país. Los datos de estas 22.000 residentas están anotados en un libro de oro, en el que se detalla el rol que cumplió cada una de ellas.
“A la mujer del Paraguay le cupo tomar el lugar del hombre durante la guerra. Las victorias y derrotas provocaron una merma en la capacidad militar y humana. Ella asumió las funciones de madre, de padre, de ser la reconstructora. La mujer es la educa al hijo, la que se encarga de los trabajos de agricultura, de sepultar a los muertos e incluso de tomar las armas”, recordó la historiadora.
Noelia Quintana destacó además que ante la ocupación brasileña pos guerra, la mujer de Paraguay decidió tener hijos de vínculos paraguayos. “Era normal que ante ocupaciones haya una impronta genética de la ocupación. Esto no se dio con el Paraguay”, recordó.
La historiadora recuerda que las mujeres paraguayas tenían como una costumbre donar sus joyas en defensa de su patria. “En 1812, cuando los portugueses quisieron invadir el fuerte Borbón (Chaco Paraguayo) las mujeres ya habían realizado este gesto para defender al país de la invasión”, refirió.
Quintana resaltó que durante el desarrollo de la guerra la mujer sostuvo al Ejército y asumió el rol de madre, sustento del hogar, e incluso de logística. “La mujer paraguaya de los tiempos de la Triple Alianza hizo campamento en plena selva, alimentándose de raíces y frutos silvestres, acompañando de cerca a las tropas”, destacó.
La mujer paraguaya, “la más gloriosa”
En el mes de noviembre del 2010, cuando la imagen de la Virgen de Caacupé visitó la Catedral de Buenos Aires, Argentina, la celebración eucarística fue presidida por el entonces cardenal argentino Jorge Mario Bergoglio. Durante su homilía – en presencia de muchos paraguayos residentes en este país – el actual Papa calificó a la mujer paraguaya como “la más gloriosa de toda América”.
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El entonces cardenal llenó de elogios a la Virgen de Caacupé –patrona de la fe del Paraguay- por ser paraguaya y destacó la valentía que caracteriza a la mujer guaraní.
“Y ustedes saben que en toda América la mujer paraguaya es la mujer más gloriosa y no porque haya estudiado más que otras, porque esa mujer, la mujer del Paraguay, supo asumir un país derrotado por la injusticia y los intereses internacionales (…) Por eso es doblemente gloriosa esta imagen: por ser la madre de Dios y por ser paraguaya”, aseguró.
Francisco no oculta su devoción hacia la Virgen de Caacupé y su admiración hacia la mujer del Paraguay. En reiteradas ocasiones ubicó a la mujer del Paraguay como la más gloriosa del continente americano (incluso durante su visita a Paraguay en 2015).
Durante su trabajo pastoral en Buenos Aires, Bergoglio compartió por años con las comunidades paraguayas residentes en este país, por lo que se hace frecuente que ante el encuentro con algún guaraní, pregunte por la chipa o el mate (alimentos tradicionales de Paraguay).
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El presente de la mujer guaraní
En los últimos años hubo algunos avances en cuanto a la participación de la mujer en los espacios de toma de decisiones, mejoras en las condiciones laborales y políticas contra la violencia. Sin embargo aún son muchos los desafíos que Paraguay tiene para con sus valientes mujeres.
Con la Ley 5777/16, vigente desde el 2016, se empezó a implementar el concepto de feminicidio en Paraguay, definiendo a este delito como asesinato producto de un ciclo de violencia, y/o de un aprovechamiento de la vulnerabilidad de la mujer.
A pesar del endurecimiento de las leyes que castigan este tipo de violencia, en el 2018 se registraron 57 casos de feminicidio, un 12,3% más con relación a los casos del 2017, según datos del observatorio dependiente del Ministerio de la Mujer. En lo que respecta al 2019, durante el primer semestre se registraron 19 víctimas.
En 130 años, por primera vez, la Universidad Nacional de Asunción (UNA) – casa de estudios más importante de Paraguay – eligió a una mujer como Decana. Se trata de Zulli Vera, quien ocupa el cargo desde abril de este año.
En noviembre del 2018, el presidente de la República, Mario Abdo Benítez, rechazó el proyecto de Ley de Paridad Democrática, por el cual se pretendía garantizar la mayor participación de mujeres en los espacios de poder. El Congreso Nacional tiene solo un 16% de participación femenina.
La precariedad laboral de las mujeres de Paraguay también constituye un desafío importante para el país suramericano.
Datos presentados por la ONU Mujeres Paraguay, en marzo del 2018, señalan que existe un contraste del 24% entre el salario de las mujeres y de los hombres. Es decir, las personas de sexo femenino ganan, en promedio, unos G. 602.000 (68 euros) menos que los del sexo masculino, por el mismo tipo de trabajo.
Un avance en el aspecto laboral fue la promulgación Ley 5508, de Promoción, Protección de la Maternidad y la Lactancia Materna, que rige desde agosto del 2017. Esta normativa obliga a los empleadores a conceder un permiso remunerado de cuatro meses a las trabajadoras que dan a luz.
El Día de la Mujer Paraguaya se celebra cada 24 de febrero como homenaje a aquellas mujeres, que reunidas en la primera Asamblea de Mujeres Americanas, donaron sus joyas en defensa de su país.
En los últimos años, diversas organizaciones sociales que aglutinan a mujeres realizan marchas en ésta y otras fechas, en defensa de sus derechos y reivindicaciones. Ellas piden igualdad de oportunidades, el cese de la violencia y de la discriminación.
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