El Juicio Final ha fascinado a los artistas occidentales desde el comienzo del cristianismo. En el arte cristiano primitivo, las imágenes del Juicio final a menudo incluyen el regreso de Cristo como juez, sopesando las obras de las almas y clasificándolas entre salvados y condenados.
En el período románico, el personaje de Cristo juez adquiere tonos más autoritarios y suele representarse con las cuatro bestias míticas del Apocalipsis: león, buey, águila y hombre alado, cuyos múltiples ojos y alas simbolizan la habilidad de Dios para ver y saber todo lo que existe.
Pero en el período gótico, Cristo generalmente se presenta como un redentor benevolente rodeado de los objetos de su pasión: la cruz, la lanza, los clavos y la corona de espinas.
Durante el siglo XVI, el fresco del Juicio Final de Miguel Ángel en la Capilla Sixtina dirige la atención una vez más hacia el aspecto severo de Cristo mientras juzga las almas de los muertos.
La pintura de Miguel Ángel es probablemente la imagen del Juicio Final que la mayoría de nosotros recuerda al pensar en esta escena, pero no fue el único en ofrecer una representación visualmente impactante de las palabras de Juan.
Aquí hay una lista de cinco artistas que convirtieron magistralmente el juicio final en imágenes poderosas.
1Hieronymus Bosch, El Juicio Final (1482)
El tríptico del Juicio Final de Bosch forma parte de la colección permanente de la Academia de Bellas Artes de Viena. Bosch es considerado una de las figuras más importantes del arte temprano holandés, y es conocido por las criaturas mágicas que suelen aparecer en sus pinturas oníricas.
En el panel izquierdo encontramos una descripción de la caída del hombre y la expulsión del Jardín del Edén. El rojo brillante utilizado para representar figuras humanas ofrece un fuerte contraste con el entorno verde y pacífico, un símbolo de los peligros de las pasiones humanas.
El Juicio Final se lleva a cabo en el panel central, donde Jesús y los apóstoles miran hacia abajo en escenas apocalípticas que tienen lugar en la tierra. Mientras, Cristo hace su veredicto sobre quién puede salvarse. Aquí nuevamente las figuras humanas están vestidas de rojo bermellón, contra una tierra de color oscuro.
Finalmente, a la derecha, Bosch presenta una representación del infierno. En él los condenados están acompañados por una serie de criaturas demoníacas de colores brillantes, una característica distintiva del estilo del maestro del Renacimiento del norte.
2Luca Signorelli, El Juicio Final (1499-1502)
Luca Signorelli fue un pintor renacentista italiano que ejerció en su Toscana natal, así como en Roma y Umbría durante el siglo XVI.
Su representación del Juicio Final en la Capilla de San Briceiro de la Catedral de Orvieto es menos conocida que el fresco de la Capilla Sixtina de Miguel Ángel.
Pero la representación de Signorelli de tremendos cuerpos desnudos esperando el juicio es lo que inspiró la famosa imagen de almas temerosas en la obra de Miguel Ángel.
El juicio final de Signorelli está dividido en dos partes por la ventana del altar: a la izquierda encontramos a los condenados entregados al infierno, mientras que los bienaventurados bienvenidos al paraíso aparecen a la derecha.
El uso del verde y el violeta para representar a los demonios hacen que se destaquen entre la multitud de almas y acentúen la sensación general de miedo y horror de la escena del Infierno.
3Miguel Ángel, El juicio final (1536-1541)
Iniciado en 1536 y completado en 1541, el Juicio final de Miguel Ángel es probablemente una de las obras más conocidas del arte occidental.
Originalmente encargado por el Papa Clemente VII para decorar la pared del altar de la Capilla Sixtina, se completó bajo el pontificado del Papa Pablo III.
Al igual que en la obra de Signorelli, los condenados están desnudos y adoptan complejas poses musculosas que revelan su sufrimiento. Se representan a la derecha del fresco en movimiento descendente, mientras que los salvados se colocan a la izquierda mientras ascienden hacia el Cielo.
En el centro se encuentra un Cristo imberbe cuya representación fue inspirada en parte por imágenes anteriores de dioses paganos como Hércules y Apolo. Se le muestra en una pose poderosa mientras pronuncia el veredicto del Juicio Final mirando hacia los condenados.
A su izquierda, una María melancólica o resignada dirige su mirada hacia los salvados. A la derecha, a cierta distancia, se encuentra san Pedro, sosteniendo las llaves del Cielo, tal vez pasándolas a Cristo, ya que ya no necesitará usarlas.
El uso de colores brillantes e imágenes dramáticas hace que este gigantesco fresco, que mide 39 pies por 45 pies, sea una de las obras de arte más poderosas de todos los tiempos.
4John Martin, El Juicio Final (1853)
El pintor romántico inglés John Martin es quizás más conocido por sus conmovedoras representaciones de paisajes de otro mundo.
Pero gran parte de su trabajo se centró en temas bíblicos, incluido el Juicio Final. Su propia interpretación del Juicio Final es parte de un tríptico que incluye las Llanuras del Cielo y El Gran Día de Su Ira.
Dios es representado sentado en un trono en el Cielo, rodeado por los cuatro ángeles y por los veinte ancianos.
Debajo de ellos se encuentra un arroyo que divide dos grupos: a la izquierda encontramos a los salvados que esperan ascender al Cielo; los condenados aparecen en el lado derecho mientras caen hacia un pozo sin fondo.
Martin presentó a gente de la vida real en su pintura, con algunas mujeres ricas notables, abogados y eclesiásticos de su tiempo presentados entre los condenados por haber perseguido solo la riqueza material durante la vida.
Las figuras notables entre los salvados son George Washington, Nicolaus Copernicus y William Shakespeare.
5Wassily Kandinsky, El Juicio Final (1912)
Pionero del arte moderno abstracto, el artista ruso Wassily Kandinsky, creía que la combinación inteligente de color y forma en las composiciones abstractas permitía algunas de las expresiones más trascendentes que un artista podía buscar.
Para convertir El Juicio Final en su alter ego abstracto, Kandinsky optó por colores y formas que podrían ser fieles a las emociones fuertes evocadas en el relato de Juan.
Encontramos una forma negra irregular en el centro rodeada de líneas y puntos de colores y por formas abiertas y cerradas de varios tamaños que parecen atraerse y repelerse entre sí en un movimiento circular.
La pintura data de 1912 y fue parte de una serie de pinturas con temas bíblicos que incluyen la Resurrección, Jonás y la ballena, y el Gran Diluvio.