El desembarco de una idea que busca ayudar a los venezolanos que huyen de la crisis humanitaria “No necesitamos tener dinero. Lo importante es tener predisposición para ser solidarios con los demás”
Esta afirmación pertenece a Fabiola Sandoval en diálogo con El Comercio, una exmigrante ecuatoriana que vivió varios años en la localidad española de Murcia, alguien que sabe muy bien qué significa empezar de cero una vida en un lugar lejos de casa.
Pero aquel pasaje por Murcia, además de una gran enseñanza de vida, le dejó en la memoria una idea digna de replicar: el Banco del Tiempo. Precisamente, esta iniciativa -de la cual participó en aquella oportunidad y novedosa para la zona donde reside actualmente Fabiola- consiste, recuerda El Comercio, básicamente en la realización de parte de los socios de “favores a cambio de una ayuda o de un bien, como ropa, medicinas y alimentos”. Por ende, se trata de un banco que funciona principalmente con tiempo y no con dinero.
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Actualmente, la iniciativa de Fabiola, enfocada en apoyar a venezolanos que aún no cuentan con una estabilidad laboral, funciona en la provincia ecuatoriana de Santo Domingo de los Tsáchilas.
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Sin embargo, las puertas para participar de este banco también están abiertas paras personas de escasos recursos en esa zona del país. De momento, consigna El Comercio, han participado de este banco unos 30 extranjeros y 20 santodomingueños brindando servicios de limpieza a casas, jardinería, entre otros.
“Al principio me dio miedo. Pero el joven fue muy profesional”, dijo al medio ecuatoriano Blanca Mendoza, una mujer que decidió romper todo tipo de prejuicios y ayudar a un joven venezolano a través de esta modalidad. En su caso, el joven le reparó el cambio de su casa a cambio de ropa, desayunos y algo de dinero en efectivo.
Al igual que hizo este joven, las personas interesadas en formar parte de este banco deben presentar una hoja de vida donde también se puedan indicar fortalezas y posibles aportes. Así pues, el proyecto de Fabiola en esa zona de Ecuador está marcha y representa una auténtica mano amiga para los miles de venezolanos que por estas horas están llegando al país. Sin dudas, algo digno de ser replicado e imitado también en otras partes de la región, una original propuesta para los migrantes en búsqueda de estabilidad en los lugares de destino.
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Con información en base a El Comercio