La ira engendra emociones desbordadas, porque se desvincula de la razón y deja sueltos los sentimientos vehementes. En esta, no se buscan soluciones lógicas o justas a una situación, sino solo accionar de palabra o, de hecho, buscando ofender o dañar físicamente, pero realmente daña más a la persona que la padece. Sin embargo, en el matrimonio el amor y la voluntad son el mejor antídoto.
¿En qué nivel de relación nos encontramos?
1Primer nivel
Es la etapa en que aun predominan sentimientos amorosos; también llamada "parte angelical" porque lo que más destacamos son las bondades del otro (su juventud, belleza, gracia y simpatía). Esto hace fresca, espontánea y feliz la convivencia.
Cuando discuten, saben apagar los primeros chispazos del enojo y no dejan que el conflicto escale. La solicitud de perdón es espontánea y se estrechan más en la delicadeza y ternura.
2Segundo nivel
Se presentan las primeras diferencias realmente confrontantes, pero encuentran una válvula de escape al considerarlas aun anecdóticas y graciosas. Es así que hasta las llegan a contar en las reuniones familiares: "Me dijo tal y yo le conteste esto… "
Cuando esto sucede, describen los sucesos y ponen en relieve cierto grado de dificultad en su convivencia, sin que aparezcan aun juicios que descalifiquen y sin utilizar adjetivos de mal gusto. Se corrigen el uno al otro de buena manera y con amorosa intención.
3Tercer nivel
Los defectos y errores ya no son pasados por alto fácilmente, las quejas razonadas se acompañan de críticas, ya no a los hechos, sino a la persona del cónyuge, con adjetivos que se matizan aun por la comprensión y consideración hacia el que las recibe.
Empiezan a generar sus primeras reacciones defensivas, tanto en autojustificarse como en responder con otros reclamos. Comienzan los primeros silencios del disgusto.Discuten cuidándose de no ser vistos o escuchados por los hijos.
4Cuarto nivel
Se comienzan a sustituir las quejas razonadas por la áspera crítica a la persona con un impacto emocional más corrosivo, por lo que las actitudes de defensa y contraataque son más frecuentes.
Aparecen las primeras expresiones verbales de desdén acompañadas de ironía y sarcasmo, igualmente reforzadas por el lenguaje corporal.
Se empiezan a generar sentimientos de abandono y de rechazo. Los silencios se alargan. Aún creen en su amor, pero se encuentran ya en zona de peligro.
5Quinto nivel
Las críticas cargadas de desdén son cada vez más frecuentes, los reclamos son cada vez más subidos de tono, con descalificaciones que dañan severamente la autoestima del otro. Hacen su aparición con insultos como "idiota", "bruja", "imbécil".
Lejos de cuidarse de no dar mal testimonio a los hijos, los hacen igualmente objeto de agresiones. El perdón no se admite y empiezan a hablar mal el uno del otro con terceras personas.
6Sexto nivel
Aparece la ira hasta convertirse en odio, empiezan a reaccionar con emociones cada vez más destructivas. Buscan que las ofensas hagan sentir al cónyuge vergüenza, disgusto y culpa; esto provoca que la pareja sienta que hay algo malo en él y genera una respuesta defensiva que no mide el enfurecimiento.
Usan a los hijos como instrumento de venganza, exigiéndoles tomar partido; ya no buscan "ganar" pues saben que los dos pierden, pero no les importa. Solo se enfocan en quién pierde más.
7Séptimo nivel: El desbordamiento
Se bloquean y solo tienen pensamientos negativos el uno del otro, se declaran abiertamente enemigos, por lo que fácilmente se disparan las emociones que llevan a expresiones de odio o a la violencia física.
Ambos están abrumados por lo que consideran la negatividad de su cónyuge. Se sienten hundidos, con sentimientos desgarradores y fuera de control.
Caen en reacciones primitivas, como agredir físicamente, romper cualquier cosa sin importar su valor o causarse dolor a sí mismos golpeando la pared hasta fracturarse la mano, entre otras cosas.
Es importante solicitar ayuda especializada cuando se detectan señales de que existe un serio déficit de inteligencia emocional en uno o ambos cónyuges.