Alegría en el Obispo de Chimbote por el reconocimiento de los futuros beatos
La Iglesia entera conoció hoy la noticia del reconocimiento martirial de los tres misioneros asesinados en el Perú por los terroristas de Sendero Luminoso en el año 1991.
Es un claro mensaje al mundo de que los mártires de ayer, y aquellos que son perseguidos y quemados en nuestros días, tienen ya sus nombres inscritos en el cielo.
Tal como ha informado ALETEIA, el papa Francisco autorizó la mañana del martes 3 de febrero que se promulguen los decretos de martirio de los siervos de Dios Michal Tomaszek (Polonia, 1960) y Zbigniew Strazalkowski,(Polonia, 1958), sacerdotes profesos de la Orden de los Hermanos Menores Conventuales.
Asimismo, el decreto de Alessandro Dordi (Italia 1931) sacerdote diocesano, los tres asesinados por odio a la fe el 9 y el 25 de agosto de 1991 en las localidades de Pariacoto y Rinconada en la diócesis peruana de Chimbote.
Junto a ellos, será beatificado el también declarado mártir por odio a la fe, Oscar Arnulfo Romero, arzobispo de San Salvador, asesinado el 24 de marzo de 1980, por su abierta postura contra la dictadura de entonces en el país centroamericano.
La alegría del pastor
Consciente de que la sangre de los mártires es semilla de nuevos cristianos, el obispo de Chimbote, monseñor Ángel Simón Piorno manifestó a ALETEIA "su más profunda alegría por un hecho de reconocimiento pontificio que afecta positivamente a toda la Iglesia".
El alto prelado resaltó el trabajo sacrificado y valiente que tuvo la Iglesia chimbotana durante la década de la acciones terroristas (1980-1992), y destacó la figura del obispo jesuita Luis Bambarén Gastelumendi, quien "tuvo un comportamiento valiente, solidario y sin límites", que le hizo perder a algunos sacerdotes.
Se sabe que al mismo obispo emérito no lo amilanaron las constantes amenazas de muerte y atentados que recibió, hasta tener que soportar de pie la entrega de los cuerpos sin vida de sus misioneros.
Aunque el actual obispo de Chimbote está a la espera de la documentación oficial, no duda que los preparativos para la ceremonia de beatificación empezarán lo antes posible, para que se celebre una "auténtica fiesta de la fe y de la vida".
"Estos maravillosos testimonios son un mensaje al mundo de que hay cristianos dispuestos a entregar su vida por el Evangelio, llevados por el amor, la fe y la oblación", dijo un emocionado Simón Piorno, quien es obispo de la sede martirial desde mayo de 2004.
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