La archidiócesis de Denver trabaja duro en la prevención de los abusosLos abusos a menores son una plaga social que la Iglesia en Estados Unidos lucha por erradicar. A continuación publicamos un atrículo del semanario El Pueblo Católico, de la Arquidiócesis de Denver, con consejos e indicaciones para ayudar a las familias.
Los padres suelen concluir que ciertos cuidadores de personas son “seguros” porque son demasiado jóvenes, o casados con hijos, o mujeres. Estas suposiciones ponen a los niños en riesgo, dice una experta local.
Margaret Ochoa, ex abogada asistente del Condado de Jefferson y consejera del Departamento de Recursos Humanos del mismo, ahora escribe y da charlas sobre protección de menores, además de dar sesiones de Ambiente Seguro (safe enviroment) para la Arquidiócesis de Denver. Es miembro de la Iglesia Light of the World en Littleton. Ella compartió con el Denver Catholic Register sobre diversas maneras en que los padres pueden proteger a los niños.
Límites
“Busquen las señales de alarma”, dijo Ochoa. “Un abusador en potencia puede violar los límites físicos, emocionales o conductuales de un niño”.
Los límites físicos delimitan quien, dónde y cómo permitimos que los otros nos toquen, dijo. Los límites emocionales nos hacen discernir cuanta información personal compartimos, o cuánto tiempo estamos con las otras personas. Los límites conductuales son las reglas que seguimos.
“Tengan cuidado con las personas que tocan mucho”, dijo Ochoa, “quienes asumen una relación íntima con un niño – ya sea física o emocional – o quienes no respetan las reglas de la familia”.
Los jóvenes como perpetradores
Si bien siempre se piensa de los jóvenes como víctimas, también pueden ser perpetradores, explicitó Ochoa. “Los menores cometen aproximadamente el 30% del total de los incidentes de abuso sexual reportados a la policía”, aclaró. “Mientras más joven sea la víctima, mayor es la posibilidad que quien lo abuse sea un menor”.
Fox31 News reportó hace poco que hay más de 300 abusadores sexuales reportados asistiendo a los colegios de Colorado. Asisten a la escuela manteniendo sus crímenes de manera confidencial, y con planes de seguridad. Estos potenciales perpetradores presentan un riesgo para el resto de la comunidad educativa.
“Los niños deben ser educados para mantenerse seguros”, dijo la experta. “Esa responsabilidad recae en los padres y en otros adultos comprometidos”. Advirtió que es necesario explicar a los hijos que cualquier comportamiento que llegue a la agresividad o al bullying es inapropiado, e incluso quizás criminal.
Pedofilia
La pedofilia es una condición en la cual un adulto experimenta una atracción principalmente hacia los niños. Un mito común sobre los pedófilos es que son homosexuales. “La mayoría de los pedófilos (79%) se identifican como heterosexuales. Por lo tanto, la creencia de que tu hijo está seguro en manos de un ‘hombre de familia’ lo pone en riesgo”, dijo Ochoa. “Muchos niños han sido abusados por padres casados. Algunos incluso aprovechan a sus hijos para tener acceso a sus víctimas”.
“Prepara a tu hijo para los momentos en que está lejos de ti, discutiendo las reglas de seguridad personales, tal como les enseñas sobre el tráfico y la seguridad en el hogar” recomendó la charlista. “Prohíbele a tu niño entrar a lugares privados en casas ajenas, como los cuartos de los padres o de los hermanos mayores. Refuerza las mismas reglas cuando otros niños visiten tu casa.”
Mujeres perpetradoras
También es importante saber que las mujeres son las que perpetran aproximadamente el 10% del total del abuso de niñas y de alrededor del 15% de los niños, explicó Ochoa. “La creencia de que las mujeres no pueden ser abusadoras pone a los niños en riesgo” dijo, agregando que algunos creen que las mujeres que abusan de los niños no los dañan realmente.
“Este doble estándar es repugnante”, enfatizó. “Además del obvio daño perpetrado al espíritu del niño – que pierde su inocencia-, éste sufre exposición a la enfermedad, al embarazo, perturbaciones serias en sus relaciones futuras, a abuso de sustancias, bajo rendimiento académico, y comportamientos sexuales riesgosos”.
Generalmente, las víctimas de mujeres no reportan el abuso, lo que complica su recuperación. “Sin importar el sexo del perpetrador, el 40% de los niños nunca denuncian el abuso”, dijo Ochoa. “El 30% de las niñas tampoco lo hacen”.
Medidas de prevención
Asegúrate que tu hijo entienda las normas sobre el tocar, dijo. Enséñale a tu hijo que nadie puede tocarlo o tocarla en ningún lugar que esté cubierto por una ropa de baño, excepto aquellas poquísimas personas que lo ayudan a mantenerse limpio y sano. Refuerza esta regla en la presencia de su pediatra.
“Los abusadores sexuales generalmente monitorean víctimas potenciales usando este método” advirtió Ochoa. “Un niño que puede comunicarse claramente acerca de las partes de su cuerpo es un testigo potencial, y puede ser pasado por alto para amenazar a otro que no tenga esta herramienta. Este es un buen momento para recordarle a tu hijo que su cuerpo es un regalo de Dios, y tiene un plan especial para cada uno de nosotros”.
Este mensaje debe ser reforzado repetidas veces, y profundizado en la medida que tu hijo crece. Asegúrate que los programas en los que participa tu hijo cuenten con espacios abiertos, para que los niños no puedan ser apartados del grupo, advirtió la experta. “Es importante que se haga verificación de expedientes (de los que comparten con tu hijo), pero somos conscientes que la mayoría de los abusadores sexuales no han sido condenados” continuó, agregando que es importante verificar las referencias personales.
Signos de abuso
Las víctimas del abuso sexual tienen algunas características comunes. Hay que estar atentos a cambios en las rutinas, en los estados de ánimo, a la agresividad, o signos de depresión. “Orinarse o hacerse en la cama una vez que el niño ya va al baño, puede ser un síntoma de estrés emocional. También el descenso en el rendimiento académico puede ser un indicador”.
“Un comportamiento altamente sexualizado puede ser una consecuencia del abuso, pero el tocar los propios órganos genitales es un comportamiento común, aun en niños pequeños”, continuó Ochoa. “Los niños que tengan este comportamiento deben ser educados por adultos comprometidos en valorar su sexualidad de manera privada, para protegerlos”.
“Ninguno de estos indicadores tienen carácter definitivo a la hora de ver si tu hijo ha sido abusado” previno Ochoa. “También hay razones fisiológicas que explican estos comportamientos.”
Si tienes preguntas específicas, Ochoa recomendó contactar al pediatra del niño, para saber si su comportamiento está dentro de lo que se puede esperar de un niño normal.
La Iglesia, proactiva
Las instituciones católicas han asumido un rol proactivo, requiriendo que sus empleados y voluntarios cuenten con el entrenamiento de Ambiente Seguro antes de instruir e interactuar con los jóvenes, explicó Ochoa. “El entrenamiento ha sido efectivo a la hora de prevenir el abuso infantil, al exponer signos de alerta, que a su vez exponen comportamientos sospechosos”.