P Deliss | GODONG
Margarita Alacoque nació en 1647 en Verosvres, distrito de Charolais, Francia. Desde muy joven, prometió consagrar su pureza a la Santísima Virgen.
Un día, al caer gravemente enferma, mantuvo este voto rezando a la madre de Dios para que la sanara y así poder ponerse el hábito de religiosa.
Esto mismo hizo cuando entró en el monasterio de la Visitación de Santa María de Paray-le-Monial en 1671. Aquí es donde su vida cambió de verdad: iba a convertirse en mensajera de Cristo.
En 1673, el Sagrado Corazón de Jesús se le apareció por primera vez. Tuvo el gran privilegio de contemplarlo tres veces más.
Sin embargo solo se cuentan tres “grandes apariciones” con los tres mensajes que se dieron en esta ocasión:
1ª aparición: Jesús, conservando a Margarita María durante largos momentos contra su pecho, le hizo descubrir “las maravillas de Su amor”. Sumergiendo el corazón de Margarita María en el Suyo propio, encendió en ella la ardiente pasión de la caridad hacia las almas que salvar.
2ª aparición: Jesús se le apareció, ardiente como un sol, llorando la ingratitud de los hombres tras los dolores sufridos por ellos. Entonces pidió dos actos de reparación hacia su divino Corazón: la comunión cada primer viernes de mes, y la hora de adoración cada jueves por la tarde, en memoria de su agonía en el Getsemaní.
3ª aparición: los mismos dolores que se evocaron durante la segunda aparición:
“He aquí el Corazón que tanto ha amado a los hombre y que no ha ahorrado nada hasta el extremo de agotarse y consumirse para testimoniarles su amor. Y, en compensación, solo recibe, de la mayoría de ellos, ingratitudes por medio de sus irreverencias y sacrilegios, así como por las frialdades y menosprecios que tienen para conmigo en este Sacramento de amor. Pero lo que más me duele es que se porten así los corazones que se me han consagrado”.
Jesús pide entonces instaurar una fiesta para su Sagrado Corazón, algo que extendió Pío IX por toda la Iglesia católica, en 1856.
Esta festividad tiene por objetivo reparar las ofensas cometidas contra la santa Eucaristía y el Sagrado Corazón.
A quienes sigan estas recomendaciones y esta devoción de los jueves y del primer viernes del mes, Jesús promete muchas gracias:
Por Angélique Provost
Recibe Aleteia cada día.