La palabra “proselitismo” se refiere al empeño por convertir a otros a las propias ideas y, especialmente, a la propia creencia religiosa. Los cristianos que se dedican a la evangelización se esfuerzan por desarrollar una auténtica estrategia para “llegar” al mayor número de personas posible. ¿Es lo mismo el proselitismo que la evangelización?
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En 1599 se fundó en Roma la Congregación pro Propaganda Fide. Su objetivo era “propagar” la fe cristiana por todo el mundo, especialmente en la recién descubierta América.
Este gerundio está en el origen de la palabra “propaganda”, que ahora designa todos los medios utilizados para difundir desde las ideas de un partido político… hasta los beneficios de un tratamiento termal.
La palabra “prosélito” se utilizaba en Grecia en épocas anteriores para designar a un extranjero que llegaba a establecerse en el país. Y entre los judíos se llamaba así a un pagano que, tras interesarse por la religión de Israel, acababa adoptando todas sus observancias, incluida la circuncisión.
Posteriormente, la palabra “proselitismo” se utilizó para describir el empeño en convertir a los demás a las propias ideas, incluida la propia creencia religiosa.
Hoy en día, la palabra se utiliza a menudo en sentido peyorativo para estigmatizar la actitud de quienes ponen en marcha toda una estrategia para convertir al mayor número posible de personas -de buena o mala gana- a sus creencias.
¿Evangelizar no es lo mismo?
¿Pero no es eso lo que hacen hoy los cristianos comprometidos con la nueva evangelización? También ellos intentan desarrollar una verdadera estrategia para “llegar” al mayor número de personas posible.
No dudan en ir de puerta en puerta, en predicar el Evangelio en las calles los días de mercado, distribuir folletos a la salida de las estaciones de metro para invitar a los transeúntes a un acto religioso,…
Utilizan todas las técnicas modernas de comunicación para llegar a los que están cerca y a los que están lejos. ¿Cuál es la diferencia entre proselitismo y evangelización?
Un propósito distinto
La diferencia esencial proviene del hecho de que la evangelización no pretende en primer lugar persuadir a alguien de la excelencia de una doctrina. Lo que busca es hacerle encontrar a Cristo vivo, presente en medio de su Iglesia.
Los que evangelizan intentan ayudar a descubrir algunos aspectos de la Buena Nueva que Jesús vino a revelar. Además intentan mostrar por qué creen que Él es verdaderamente su Salvador y Señor.
Los resultados confiados a Dios
La segunda diferencia radica en que los cristianos están convencidos de que sólo Dios puede convertir los corazones y que su conducta no debe contradecir el Evangelio que proclaman.
La actitud proselitista, en su sentido negativo, sólo cree en sus esfuerzos. Sólo busca convencer, sin dejar espacio para Dios, o incluso actuando como repelente de Él.
¿Cómo podría alguien creer la palabra de un cristiano, por ejemplo, si este muestra su fastidio ante las pocas personas a las que ha conseguido llegar?
La lección de san Francisco de Sales
Una tarde de invierno, san Francisco de Sales fue a predicar a una parroquia de Chablais (al sur del lago de Ginebra). En la congregación, sólo había una persona… de cierta edad.
San Francisco daba su sermón como si una multitud estuviera allí: le gustaba decir que una sola alma era un campo lo suficientemente vasto como para sembrar la palabra de Dios.
Y luego, al conocer la historia de este sermón pronunciado con entusiasmo ante una sola persona en una iglesia helada, un pastor protestante se convierte.
Es tan cierto que la fecundidad de un apóstol no se puede medir por el número de personas evangelizadas…
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