Miedo al fracaso, a las heridas del pasado, al futuro… ¿Sientes la presión de diferentes formas de miedo? La Biblia puede ayudarte a superarlosEl miedo a veces se convierte en nuestro peor enemigo cuando entra en nuestras vidas de diferentes formas. Sin embargo, una vez identificado, puede ser derrotado por la palabra de Dios. Porque, como nos recuerda San Pablo en su Segunda Carta a Timoteo, “Dios no nos ha dado un espíritu de temor, sino un espíritu de fortaleza, de amor y de aplomo”.
He aquí ocho temores que pueden perseguir a todo ser humano y las soluciones que la Biblia ofrece para combatirlos.
El miedo a Dios
Si tienes miedo de no ser suficiente a los ojos de Dios; miedo de no poder entrar en una relación profunda con Jesús; miedo de que Dios se niegue a darte dones espirituales; o tienes miedo de que Dios no te hable o no te escuche; o miedo de que Dios no te perdone, lee el Evangelio de San Juan :
“Amor y temor, en efecto, son incompatibles; el auténtico amor elimina el temor, ya que el temor está en relación con el castigo, y el que teme es que aún no ha aprendido a amar perfectamente” (1 Jn 4,18).
Miedo a la gente
Si tienes miedo a la mirada y a la opinión de los demás; miedo a ser rechazado por tus familiares; miedo a las autoridades; o miedo a la inferioridad; o miedo a la confrontación; e incluso miedo al fracaso, abre el libro del profeta Isaías:
“¡Escuchadme, vosotros que conocéis lo que es recto; pueblo que lleva mi ley en su corazón: No temáis el reproche de los hombres, ni os desalentéis por sus insultos” (Is 51, 7).
Miedo a la inseguridad
Si has tenido miedo de no entender la voluntad de Dios y no responder a su llamada. O tienes miedo de comprometerte; miedo de dar dinero para el servicio de Dios; miedo de que Dios te pida demasiado; o tienes miedo de rezar en voz alta en un lugar público; encontrarás la respuesta en Deuteronomio :
“Noche y día vivirás en constante zozobra, lleno de terror y nunca seguro de tu vida. Debido a las visiones que tendrás y al terror que se apoderará de ti, dirás en la mañana: ‘¡Ojalá fuera de noche!’, y en la noche: ‘¡Ojalá fuera de día!'” (Dt 28,66-67).
Miedo a vivir según el Evangelio
¿Tienes miedo a la persecución? ¿Tienes miedo de pagar el precio de seguir a Jesús? ¿Miedo a la acción del Espíritu Santo o miedo a la guerra espiritual? ¿Quizás es el miedo a la realidad de los demonios lo que te persigue?
¿O tienes miedo del sacramento de la reconciliación o de prepararte para recibir al Señor en la Eucaristía? ¿Temes que las promesas de Dios no se cumplan? Lee el Salmo 23:
“Aun si voy por valles tenebrosos, no temo peligro alguno porque tú estás a mi lado; tu vara de pastor me reconforta” (Sal 23,4).
Miedo al fracaso
Si tienes miedo de volver a caer en tus pecados o tentaciones; si tienes miedo de no casarte nunca o, por el contrario, de vivir una crisis matrimonial y divorciarte; o si tienes miedo de que tus hijos no tengan éxito; si tienes miedo de fracasar profesionalmente; si tienes miedo de decepcionar a tus padres o a los demás; encontrarás una respuesta en Isaías:
Así que no temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios.Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con mi diestra victoriosa… yo soy el Señor, tu Dios, que sostiene tu mano derecha; yo soy quien te dice “No temas, yo te ayudaré” (Is 41,10-13).
Miedo a los acontecimientos
¿Miedo al conflicto o a recibir malas noticias? ¿O tienes miedo a los tiempos difíciles o a que un miembro de tu familia resulte herido o muerto? ¿Tienes miedo de que tu situación financiera empeore y ocurra lo peor? Lee el Salmo 112:
El justo será siempre recordado; ciertamente nunca fracasará. No temerá recibir malas noticias; su corazón estará firme, confiado en el Señor. Su corazón estará seguro, no tendrá temor, y al final verá derrotados a sus adversarios (Sal 112,6-8).
El miedo a nuestro pasado
¿Te persigue tu pasado? ¿Tienes miedo de confesar tus pecados pasados?; ¿tienes miedo de avergonzarte de tu pasado o de que éste impida la obra de Dios en tu vida?; ¿o tienes miedo de que Dios te castigue por lo que hiciste hace años…? Abre el capítulo 54 del libro de Isaías:
“No temas, porque no serás avergonzada. No te turbes, porque no serás humillada. Olvidarás la vergüenza de tu juventud, y no recordarás más el oprobio de tu viudez” (Is 54,4).
Miedo al futuro
Si lo que te da sudores fríos es tu futuro (miedo a la soledad, a la desesperación, a la muerte, a la enfermedad, a la muerte de un ser querido, a perderte algo…), lee el libro de los Proverbios:
“Al acostarte, no tendrás temor alguno; te acostarás y dormirás tranquilo. No temerás ningún desastre repentino, ni la desgracia que sobreviene a los impíos. Porque el Señor estará siempre a tu lado y te librará de caer en la trampa” (Pr 3,24-26).
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