A veces resulta difícil y penoso identificar los propios pecados. Para percibir mejor nuestras miserias, ¿por qué no comenzar por las buenas acciones y dar gracias por la acción divina en nuestra vida? Conoce la confesión desde la alabanza
Una clave para un buen examen de conciencia es practicarlo desde la alabanza.
En efecto, desde la luz, desde la acción de gracias por las bondades de Dios, es como podemos percibir mejor nuestras miserias, nuestras resistencias y nuestras negativas al amor, y no desde una culpabilidad acusadora.
Este método se conoce como confesión desde la alabanza.
Dar gracias para ver mejor
San Ignacio ya sugería en sus Ejercicios tomar como primer punto la acción de gracias:
El primer punto es de dar gracias a Dios nuestro Señor por los beneficios recibidos. El segundo, pedir gracia para conocer los pecados y rechazarlos. El tercero, pedir cuenta al alma desde la hora de levantarse hasta el examen presente, de hora en hora o de tiempo en tiempo; y primero de pensamiento, después de palabra, y después de obra, siguiendo el mismo orden que se dijo en el examen particular. El cuarto, pedir perdón a Dios nuestro Señor de las faltas. El quinto, proponer enmienda con su gracia. Decir un Padrenuestro. (Ejercicios espirituales n.º 43)
Dar gracias a Dios por quienes somos, por sus dones, en forma de diálogo, de oración, de alabanza, es reconocer aquello que nos aporta dicha en este momento. Que estamos contentos con esta cosa o aquella, pasada o presente.
Es importante que esto emerja ante el Señor porque así reconocemos y damos gracias al Señor por su bondad y su misericordia. Así conseguiremos ver mejor todas nuestras faltas en el amor.
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Por Luc Adrian