Desde pequeños, casi siempre en el seno familiar, se nos enseña que los cristianos católicos tenemos una señal característica de nuestra fe: la señal de la cruz, que se refiere a la pasión y muerte de Cristo. Por eso, a los niños se les insiste en que hagan bien ese gesto, porque existen personas que no saben hacerlo correctamente, ni con las palabras adecuadas.
La idea es no hacerla de cualquier manera ni con indiferencia. Aquí algunas instrucciones de uso:
1Hacerla bien y con sentido
Cuando se hace la señal de la cruz, es importante prestar atención al gesto y a las palabras que acompañan esta acción, porque a través de este rito tan simple, los cristianos expresan que el Dios tres veces santo está inscrito en su carne.
¡En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo!
Tu mano derecha se coloca en la frente y dices: "En el nombre del Padre". El amor creativo abre tu mente a las realidades espirituales.
La mano baja hasta el vientre y dices "y del Hijo". El amor salvador baja a la Tierra para hacerte más humano. Tu mano pasa del hombro izquierdo al hombro derecho, y dices "y del Espíritu Santo". Y el amor santificante te hace estar en comunión con lo que otros viven.
Esta señal de la cruz no es un gesto trivial. Une el Cielo y la Tierra, reúne lo humano y lo divino en ese punto central del corazón del que brota la oración.
Muchos cristianos han muerto como mártires por haberlo hecho en países que no toleran la fe cristiana.
Poniendo todo tu deseo en este ejemplo de la señal de la cruz, puedes decir esta corta oración:
En el nombre del Padre que me crea por amor,
en el nombre del Hijo que me lleva con amor,
en nombre del Espíritu que me lleva al amor...
Amén.