Vivo una primavera espiritual con Dios. Le percibo tan cerca de mí… Lo siento VIVO con su precioso amor. Sé que es Él que pasa y va tocando nuestros corazones.
Salí en búsqueda de un Dios desconocido, la tercera persona de la Santísima Trinidad. No sabía cómo hallarlo.
Ven, Espíritu Creador,
visita las almas de tus fieles
y llena de la divina gracia los corazones,
que Tú mismo creaste.
Francisca Javiera del Valle
En el camino encontré a una pobre mujer analfabeta, costurera y barrendera, Francisca Javiera del Valle que escribió en un librito su vida íntima con Dios. Lo tituló: Decenario al Espíritu Santo, y fue publicado en 1932, dos años después de su muerte.
Es un libro extraordinario (debes leerlo) que nos abre luces sobre el Espíritu Santo y sus acciones en nuestra vida cotidiana. Este libro lo tuvo de cabecera muchos años san Josemaría Escrivá.
Es cierto, el Espíritu Santo es quien actúa en nuestras vidas. Lo transforma y renueva todo.
Dios sorprende y espera
En esta búsqueda, Dios me sorprendió. Descubrimos que todo es gracia, gratuidad inmerecida. Dios lo da a quien quiere cuando conviene, para bien de nuestra Iglesia.
Tú derramas sobre nosotros los siete dones;
Tú, el dedo de la mano de Dios;
Tú, el prometido del Padre;
Tú, que pones en nuestros
labios los tesoros de tu palabra.
Me fui a buscarlo al SAGRARIO, le pedimos al buen Jesús la gracia de conocerlo y lo encontré en la Eucaristía.
Siempre estuvo allí, esperando, en cada comunión, cada vez que me convertía en un Tabernáculo vivo y lo llevaba a los demás.
Este descubrimiento me movió a compartir mi experiencia de búsqueda y hablar de Él, darlo a conocer, que estemos conscientes que Él es parte de nuestra vida cotidiana, pues en Dios vivimos.
Enciende con tu luz nuestros sentidos;
infunde tu amor en nuestros corazones;
y, con tu perpetuo auxilio,
fortalece nuestra débil carne.
Aleja de nosotros al enemigo,
danos pronto la paz.
El servicio como respuesta
En el camino tuve muchas experiencias increíbles. Incluso escribí un libro relatando mis aventuras, compartiendo muchos testimonios: El Gran Poder Olvidado. Los 7 Dones del Espíritu Santo”.
Comprendí que era verdad el axioma de San Alfonso de Ligorio: “No hay mejor manera de servir a Dios que abrazar con alegría su santa voluntad”.
Dios se complace cuando en un gesto de humildad, aceptamos, aunque no lo comprendamos, su voluntad que es perfecta.
A mis 62 años descubrí que en Dios todo en nuevo y perfecto.
¡Qué bueno eres Señor!