He pasado un largo retiro en un poblado enclavado en un valle de Panamá. Está rodeado por la naturaleza. He visto cientos de aves, mariposas, árboles y orquídeas. Vine a pasar unos días con la familia y para buscar respuestas. Siempre he sido un poco inquieto buscando los porqués de nuestras vidas.
Dicen que hay muchas formas de conocer a Dios. Él se deja encontrar cuando lo buscamos. “Allí buscarás a Yavé, tu Dios, y lo encontrarás si lo buscas con todo tu corazón y toda tu alma.” (Deuteronomio 4, 29)
- A través de las Escrituras, porque al leer la santa Biblia escuchas a Dios que te habla.
- A través de la oración fervorosa porque al rezar estás en la presencia de Dios. Y Él siempre responde.
- Observando la naturaleza, porque al ver la magnificencia de su obra, puedes imaginar al Creador.
- A través de la ciencia. Te enfocas tanto estudiando los misterios de este mundo y descubres tantas maravillas que un día llegas a una conclusión inevitable: “Dios existe. Es imposible que tanta perfección proceda de la nada”.
Para comprender esto se necesita la gracia, abrir los ojos del alma. Y verlo todo con una mirada limpia.
Me ha pasado mientras estuve en este Valle que me detuve a observar las mariposas y sus increíbles mimetismos para defenderse. Los árboles, los pájaros, las flores… Y si observas detenidamente vas a descubrir un patrón en todos ellos. Casi una ecuación matemática. Hay un patrón, un código en la naturaleza. Y detrás de ese código encuentras un ser muy inteligente: DIOS.
Investigué en Internet y encontré el trabajo de un matemático italiano que descubrió estos principios siglos atrás. He pasado todo el día sorprendido, leyendo sus descubrimientos. Tu ADN, tu cuerpo, la naturaleza, todo parece regirse por la secuencia numérica que descubrió este científico.
Llegué a una hipótesis sencilla: “A Dios le gustan las matemáticas”.
La Biblia está llena de números, medidas y referencia de las matemáticas. A Dios le gusta usarlas para descubrirse. Lee la Historia de Noé cuando le dan las medidas del Arca. Tenemos un matemático explicando cómo construirla. ¡Es genial!
Todo en Dios es perfecto. La naturaleza se rige por leyes precisas, ninguna es al azar. Está Dios detrás de todo, con su infinita Sabiduría. Tal vez nos dio las matemáticas para que podamos en nuestras limitaciones comprender un poco su majestad. Al final concluí: “No es lo mismo conocer a Dios, entender a Dios que experimentar su presencia en nuestras vidas”.
¡Qué gran Padre tenemos! ¡El mejor de todos!
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