El mundo a mi alrededor, tal como lo conocía, ha cambiado.Mi hijo mayor ya no vive con nosotros, tengo una nieta, y en casa nos queda la alegría de Luis Felipe, de 13 años.
Solíamos comprar juntos el arbolito de Navidad. Este año fuimos menos. Pero igual lo disfrutamos y nos llenamos de alegrías por el regalo de la esperanza.
La vida siempre cambia. Tal vez el reto está en comprender que estamos destinados para algo más grande lo que podemos imaginar.
He conocido este año personas con grandes sufrimientos, cruces tan grandes que parecen montañas. Recuerdo a una de personas a la que le pregunté:
“¿Y cómo hace para llevar esta cruz?”
Me encontraba en el Santuario Nacional del Corazón de María. Había colocado una mesita con mis libros y esta dulce anciana se me acercó.
“¿Le puedo quitar cinco minutos de su tiempo?”, me preguntó.
“Para una bella dala tengo todo el tiempo del mundo”, le respondí con una gran sonrisa.
Esto la animó y me contó su vida. Apenas podía creer lo que escuchaba. Daba la impresión que nunca tuvo un minuto de paz. Siempre atormentada por los recuerdos sonreía tímidamente, con esfuerzo”.
Me dejó de una pieza.
Se veía tranquila, a pesar de tanto sufrimiento. Fue esto lo que me motivó a preguntarle cómo, en su fragilidad, podía llevar esa pesada cruz.
Señaló hacia el sagrario y respondió:
“Es Él quien me da la fortaleza que necesito para vivir cada día y seguir adelante. Mis visitas diarias a Jesús Sacramentado, desde que era una adolescente, me han permitido aceptar la voluntad de Dios, que es perfecta, aunque no la comprenda”.
Entonces añadió algo que me sobrecogió.
“Sin la Eucaristía, no sería nada”.
Me di cuenta lo poco que valoramos la presencia de Jesús en la Eucaristía. Yo mismo, en ocasiones llego distraído y no me percato de lo que realmente está ocurriendo frente a mí. El gran milagro del Amor.
“Amado Jesús, ayúdame a descubrirte en cada Misa, en cada Iglesia, en los pobres, los que sufren… Dame la gracia de comprender este gran regalo que nos haces cada día.”
La vida cambia, pero Jesús, en el sagrario, es el mismo, hoy y siempre.
¡Bendito seas mi buen Jesús!
……………
Te invitamos a conocer la página de nuestro autor Claudio de Castrodonde podrás leer sobre su vida y aventuras en torno al sagrario.