¿Te ha pasado alguna vez que en medio de la desesperación te alejas de la oración, abandonas la vida interior y te quejas amargamente porque sientes que Dios no te escucha? Ya el salmista clamaba a Dios: “¡Dios mío! No estés callado, no guardes silencio, no te quedes quieto, ¡Dios mío!” (Sal 83,2).
No te imaginas la cantidad de lectores que me escriben y me preguntan por qué Dios parece no escucharlos ni responde sus clamores.
A Dios se le conoce en el silencio. Es en el silencio donde lo encontramos, alejados del ruido de este mundo y de nuestras propias voces y deseos.
Cuántas veces no lo escuchamos sencillamente porque no le dejamos hablar.
Dios siempre está actuando, aunque no lo veas o no lo escuches. Él siempre está contigo.
Debes tener fe y confiar en su Misericordia. No dudes. No temas, Él te escucha y te responderá en el tiempo suyo, no el tuyo.
“Con él tenemos la certeza de que, si le pedimos algo conforme a su voluntad, nos escuchará.”(1 Juan 5, 14)
Nuestro amigo, el padre Sergio tiene una bella reflexión sobre el silencio de Dios. Te lo comparto.
Siempre he disfrutado de esos pequeños momentos de silencio en los que me encuentro con Dios. Siempre he pensado que la oración es permanecer en la presencia de Dios. Tú y Dios. No necesitas más.
¿Quieres que Dios te responda cuando le hablas? Confía. Acepta su santa voluntad. Ora con persistencia, que no decaíga tu fe, NUNCA DUDES. Sé justo y misericordioso. No abandones al pobre y necesitado. Ama y perdona. Vive conforme a su voluntad.
“Confía en el Señor y haz el bien, habita en tu tierra y come tranquilo. Pon tu alegría en el Señor, él te dará lo que ansió tu corazón. Encomienda al Señor tus empresas, confía en él que lo hará bien. Hará brillar tus méritos como la luz y tus derechos como el sol del mediodía.”
(Salmo 37, 3-5)
Él siempre está obrando de acuerdo a su voluntad que es perfecta. JAMÁS TE VA A DEJAR SOLO. Somos sus hijos amados.
Apenas ayer lo leí. Una amiga lo posteó en su cuenta de Internet. Para mí, una frase memorable, llena de verdades, para reflexionar. Por eso la comparto contigo. Me encantó: “Dios no tiene que hacer ruido para mostrar que está obrando a tu favor. El silencio es otro de sus lenguajes”.
Es cierto… El silencio es el lenguaje de Dios que menos entendemos y es cuando más nos toca el alma y nos convierte en mejores personas.
¡Ánimo! No tengas miedo. Dios está contigo.
Hoy, que piensas que Dios no te responde, Él te dice: “Cuando me invoquen y vengan a suplicarme, yo los escucharé…” (Jeremías 29, 12)
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Te voy a recomendar un libro que te puede ayudar a recuperar tu confianza en Dios. Lo titulé: “CONFÍA EN MÍ”. Está lleno de testimonios ye historias edificantes que te ayudará a recuperar la esperanza. Es muy fácil de obtener.
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