Cada día antes de salir de mi casa, paso frente a una bella imagen que me obsequió una sobrina. Es la virgen de Fátima. Inclino la cabeza y le digo entusiasmado:
“Yo te saludo María”.
Me encanta honrar y piropear a nuestra bella Madre Celestial.
Lo hago en recuerdo a una historia que una vez leí sobre San Bernardo.
En el patio interior del convento tenían una imagen que representaba a la santísima Virgen María. Bernardo tenía la costumbre de pasar meditando por el patio y cuando estaba cerca de la imagen se detenía unos segundos, le sonreí y decía con cariño: ‘Yo te saludo María”, Así fue por años hasta que un día al pasar, la imagen cobró vida y le respondió:
“Yo te saludo Bernardo”.
Me van a decir: “Es una imagen, por qué la saludas”.
“Por el mismo motivo que sacas de tu billetera una foto de tu esposa o tus hijos y le das un tierno beso. Lo haces por lo que representa para ti. Al verla, recuerdas el amor de tu familia. La imagen es como una foto. Nos recuerda el amor que la Virgen nos tiene. Así de simple.”
Los grandes santos de nuestra iglesia fueron grandes devotos de la Virgen María. Ella siempre los ayudó en sus empresas, por más difíciles que parecieran.
Hay un saludo de san Juan Eudes que me gusta mucho.
Yo te saludo, María, Reina de los mártires,
Yo te saludo, María, Reina del mundo,
Yo te saludo, María, Reina de mi Corazón,
Yo te saludo, María, llena de gracia.
Por las mañanas me gusta pasar frente a ella y pedirle:
“Salúdame a tu hijo”.
Este sencillo gesto me ayuda a tener cercanía con Jesús y María. De esta forma me encomiendo a sus cuidados y protección. Necesito que la Virgen me cuide porque soy desordenado en mis cosas y distraído. Y puedo caer cuando me descuido y abandono la oración. Somos débiles por naturaleza y necesitamos los cuidados de una Madre celestial.
La Virgen es Madre y los hijos acudimos confiados a nuestras madres.
Me encanta saberme hijo espiritual de la santísima Mi mamá solía decirme a mí y a mis hermanos, desde que éramos niños:
“Nunca se olviden que tienen una Madre en el cielo”.
¿Sientes que no sabes cómo llevar adelante tu vida en medio de tantas dificultades? Sigue esta recomendación de san Bernardo y te irá bien:
“En los peligros, en las angustias, en las dudas, acuérdate de María, invoca a María”.
Dios te bendiga y la santísima Virgen María te cubra con su manto.
¡Ánimo!
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