Desde que fui papá por primera vez, empecé a reflexionar en la paternidad y mi mejor referencia de ser un padre extraordinario y vivir en santidad, fue san José. Humilde en extremo, obediente a Dios, un hombre santo que pasa desapercibido, pero está siempre disponible para los demás.
En aquellos tiempos la vida no era fácil y él tuvo muchas pruebas y zozobras. Debía cuidar a su esposa María y al pequeño Jesús, llevarlo a la sinagoga, enseñarle el oficio y a trabajar. Cuántas veces habrán rezado juntos el Shemá Israel en la Sinagoga.
He tenido la suerte de compartir en mi familia tres religiones. Tengo primos evangélicos, otros hebreos y la mayoría son católicos. En mi familia hay Rabinos. Por lo general nuestras reuniones son alegres y hablamos de lo fundamental, la vida cotidiana, el trabajo, la familia, lo que nos une como personas, hijos de un mismo Dios.
Me ha tocado ir a la sinagoga para acompañar a la familia en diferentes eventos. La celebración del Shabat con la caída del sol del viernes, es una de los que más he disfrutado. Me permite imaginar a José y al pequeño Jesús escuchando los mismos salmos que yo, las mismas plegarias, veo como vieron ellos la solemnidad con que se desenrolla y se lee una porción de la Torá.
San José era hebreo, un carpintero de oficio, hombre humilde al que llamaron “justo”.
La Biblia dice de él: “José, su esposo, eraunhombre justo”. (Mateo 1, 19)
Esta virtud tan poco frecuente me movía a buscar e investigar. Esa palabra siempre me ha impresionado porque no es común encontrar en las escrituras personas que sean catalogadas como “justos”.
Le escribí al rabino de la congregación donde asiste mi familia, el Rabbi Gustavo Kraselnik, sí, el mismo que acogió una enorme cantidad de peregrinos durante la JMJ en la sinagoga de Panamá.
Le pregunté por el significado de la palabra «justo» para un hebreo de aquellos tiempos. A los días me llegó su respuesta. Así conocí el término: “Tzadik” (Justo en plenitud), al que nosotros llamaríamos: “santo”. La comparto contigo.
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La palabra «Tzadik» hombre justo en el mundo bíblico se refiere a la persona íntegra, como dice el libro de proverbios (20:7) Camina en su integridad el justo… Es lo opuesto de malvado. En ese sentido se lo usa en el libro de Job, diciendo que Job era una persona buena, integra.
En el salmo 92 también se presenta esta analogía sobre el hombre justo: “Cuando brotan los impíos como la hierba, y florecen todos los que hacen iniquidad, es para ser destruidos eternamente… El justo como la palma florecerá, como el cedro del Líbano crecerá”
Como dato adicional, los salmos también hacen referencia a Dios como Tzadik (por ejemplo en el salmo 119:136 Justo eres tú, oh Dios y rectos tus juicios).
Incluso ese atributo se le otorga al mesías (Zacarías 9:9) “Alégrate mucho, hija de Sion; da voces de júbilo, hija de Jerusalén; he aquí tu rey vendrá a ti, justo (Tzadik) y salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna”.
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Creo que tú y yo debiéramos aspirar a esta santidad que nos hace justos y agradables a los ojos de Dios. Seguir el ejemplo de san José y buscar en nuestra vida, agradar en todo a Dios con nuestros pensamientos y obras. Que al morir se diga de nosotros: “Fue una persona justa, buena, que buscaba a Dios”.
Ten anhelos de eternidad.
¡Ánimo! No vamos solos. Dios nunca nos abandona.
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