Donald Trump. Eres el segundo Donald que conozco. El primero fue el archifamoso pato de Disney. Lo siento, me caía mejor, era más simpático y, si me apuras, le hubiera votado antes que a ti, si se presentara como candidato a unas elecciones.
Hoy levanto una oración por ti y por el pueblo americano. Muchas de tus frases provocan en mí la necesidad de rezar, de ponerte en manos del Padre. Te deseo, de corazón, que cambies y te conviertas al Evangelio.
“Buen Dios,
Tú que buscas nuestra felicidad y que gobiernas el orbe con justicia y misericordia,
mira a los ojos a tu hijo Donald Trump y cambia su mirada sobre el mundo.
Los pueblos nos merecemos políticos
que busquen el bien de sus ciudadanos;
políticos honrados que promuevan la paz entre los países y las personas,
la justicia con los más débiles, el cuidado de nuestra casa común, el planeta,
y cuya vocación sea estar al servicio de todos.
Te pido humildad para nuestro hermano Donald.
Que su dinero, su imperio empresarial, su poder… no perviertan su espíritu.
Que su corazón se transforme al encontrarse contigo
y que se abaje para postrarse ante Ti.
Te pido que proponga gobernar con justicia y misericordia,
que proteja la ley y el orden, como buen gobernante, y, a la vez,
que valore la vida humana y su capacidad para cambiar y volver a amar.
Te pido que su corazón se libere de odio y prejuicios,
que promueva el encuentro entre culturas y religiones
en un país donde la diversidad es costumbre y riqueza.
Que nuestro hermano Donald no utilice ningún credo para ponerlo frente a otro.
Te pido, además, que enternezcas su corazón.
Que vea en los refugiados de guerra, tu sufrimiento, tu dolor sin sentido;
que tu cruz sea liberadora también para él.
Te pido Señor, que nuestro hermano Donald no sea muro ni construya muros.
Un político debe ser mano tendida, firme, convincente y segura, tendida…
Hazle ver, Padre, que los muros dividen y que el mundo, hoy más que nunca,
necesita encuentro y reconciliación.
Que los pueblos mexicano y americano puedan mirarse a los ojos sin muros en medio…
I’m not only praying God… también estoy rezando. Que el señor Trump no nos obligue a pray y nos deje orar. Tú sabes bien, Señor, que las lenguas son parte de nuestro ser más elemental. Concede a nuestro hermano Donald la capacidad de saborear la belleza en distintos idiomas.
Te pido Señor, en definitiva,… que Donald Trump no gobierne a nadie y que se pasee 40 días por el desierto antes de volverlo a intentar.
Amén”
Un abrazo fraterno – @scasanovam