“El amor ha existido siempre, desde que la primera célula ha buscado completar en otra lo que le faltaba para sobrevivir.”
Me habita el amor.
Es la fuerza que me hace buscar la salida en la mirada de otro.
Es la intuición que me empuja al precipicio de otros brazos.
Es la convicción de que el tú es tan importante como el yo.
Me habita el amor.
En lo más íntimo, en lo mejor que tengo, en mi rostro más tierno.
En mis manos tendidas, en mis brazos abiertos.
En mi sonrisa eterna, en la verdad de mis labios, en la presencia que no se vende.
Me habita el amor.
Célula a célula. Cuerpo y espíritu. Un yo que se abre y sale.
Alimento que sacia, camino que se anda, vida que brota.
Equilibrio a prueba de climas, épocas y bits.
Me habita el amor.
Un amor que va más allá y que va más acá.
Palabra manida que es virgen para muchos de los que la usan.
Amores rotos, perdidos, gastados, manipulados. Amores sin amor.
Me habita el amor.
Desde el comienzo, hasta el final.
Sosteniéndolo todo. Origen de la esperanza. Ingrediente del milagro.
Rostro de Dios. Tejido divino. ADN trinitario.
Me habita el amor.
Imagen de @saraillamas