De los fines de semana es mejor quedarse con lo bueno, porque hay mucho bueno.
Cuando hay hijos en clave adolescente hay fines de semana en los que una preferiría pasar página. Tensión, malas contestaciones, situaciones que no se resuelven como una querría, reflexiones que se quedan a medias, misas dominicales en las que la cabeza se te va al espacio sideral…
Pero en estos días tan intensos también hay momentos deliciosos y es mejor saborear estas escenas y poner los medios para que las otras nos resbalen.
Mientras escribo estas líneas oigo a los tres reírse a carcajadas desde la habitación de la benjamina, que es la que tiene más capacidad de convocatoria.
Hace un rato los mayores han cedido, dejando a un lado aquello que verdaderamente les apetecía hacer para sentarse a jugar al «Catán junior» con su hermana pequeña, que no recordaba bien cómo eran las normas del juego.
No he podido evitar sentarme a mirar cómo jugaban y hacerles una foto. Está claro que a un buen juego de mesa no se le pasa el arroz. Con esta versión del «Catán» pasa como con el «Uno» o el «Trivial» por poner solo unos ejemplos. Basta que uno proponga echar una partida para que el resto se lance sobre la alfombra.
Después un día con más voces de las deseadas escenas como éstas me ayudan a despedirme del fin de semana con buen sabor de boca. Porque miserias todos tenemos, pero es mejor compartir aquello que construye y que, normalmente es más representativo de lo que sucede en casa. ¡Qué empecéis bien la semana! @amparolatre