Me encantan los dibujos de los niños. Me encanta su manera de traducir sobre el papel la imagen que tienen de la familia, del juego o de la amistad.
“Mi benjamina”, por ejemplo, siempre me dibuja con corona (en plan reina) y a mí me resulta divertidísimo. Ya le he advertido, que ni se le ocurra quitármela en ningún momento.
Hace unos días apareció con este dibujo que “me tiene loca”. Dice que es “la casita de Dios” y que “está llena de chucherías”. No sé de dónde viene esto último, pero estoy segura de que tiene un porqué.
Ella lo ha expresado así y a mí me ha gustado tanto, que hemos decidido ponerlo en la nevera. No sé en vuestra casa, pero en la mía éste es el mejor reconocimiento que puede tener un dibujo.
El trabajo de “mi benjamina” me ha hecho pensar en lo importante que es tener aliados en todo lo que tiene que ver con la educación en la fe. Preguntan muchísimas cosas y tampoco es que los adultos vayamos sobrados de formación en este campo.
Sus ocurrencias van más allá de lo que nos podamos imaginar nosotros. Yo, desde luego, no recuerdo haber pensado jamás en cómo es la casita de Jesús, pero para ellos puede ser algo importante. Y como este ejemplo otros muchos. Unos más concretos y otros más abstractos para los que no siempre tenemos una explicación convincente, fundamentada o adaptada a su edad.
Por eso cuando he visto el juego “Fidequiz” que acaba de sacar a la venta PPC, me he puesto muy contenta. Estas cosas son las que necesitamos las familias que queremos poner a Jesús en el centro. Herramientas divertidas y atractivas, cargadas de valores con las que llevar al corazón de los más pequeños eso que sabemos que les va a llenar de verdad.
Ya os he contado otras veces que en mi casa somos fans de las barajas de cartas de PPC. No sé si nos haremos fans también de este juego, pero tiene muy buena pinta y desde luego va a estar en la carta de SS.MM.RR. @amparolatre