Mis hijos no se acuestan sin un beso de buenas noches. Y como intente quitarle solemnidad a este momento del día (el cansancio hace que algunas jornadas a partir de las 8 de la tarde me mueva absolutamente robotizada), me piden besos extra hasta que sienten la calidez que esperan. Hacen bien.
Justo cuando estaba en pleno ritual hace un par de noches, Sara me dijo: “Nos queremos tanto que nos tendremos que casar”.
“Que se pare el mundo que me quedo aquí”, pensé. La vida no sería la misma sin estas dosis extra de ternura.
Hoy se celebra el Día Internacional del Beso y no he podido evitar recordar todas estas situaciones -y muchas más- mientras escuchaba a una compañera periodista que había salido a la calle para grabar testimonios. Explicaba que a la gente le resultaba complicado pensar en el “beso más especial de su vida”. Los periodistas somos así. Aquí te pillo, aquí te mato. Y pedimos nada más y nada menos que la gente comparta con un desconocido algo tan íntimo como esto. Pero estamos en un país estupendo para ello, en el que siempre hay espontáneos que se lanzan y te cuentan dónde y cómo le besaron por primera vez.

Afirmaba una periodista experta en salud que quienes besan a sus parejas al irse a trabajar viven cinco años más y pierden menos jornadas laborales. Toma ya.
No sé qué estudios hay detrás de esta afirmación, yo lo único que puedo constatar es la vitalidad y la energía que siento cuando estamos de buen humor y cuando a pesar de los contratiempos -que a menudo los hay-, por las mañanas nos despedimos con un beso cariñoso. Y por el contrario, el agotamiento que me invade cuando en casa tenemos mal rollo que, como en todos los hogares, haberlo haylo.
Hoy los expertos recuerdan que los besos refuerzan el sistema inmunitario y la autoestima. Al que ya haya iniciado la operación bikini debe saber también que ayudan incluso a quemar calorías.
A pesar del Día Internacional del Beso a Sara se le han acabado a media tarde. Un clásico cuando se harta de que sus hermanos le pidan cariño. Le hemos vuelto a llenar los bolsillos y ella ha seguido lanzándolos y cazándolos al vuelo. Nuestra Sara es así.
Cuando les he contado con cierto cachondeo que hoy era el Día Internacional del Beso Ángel me ha vuelto a decir que a él le da vergüenza ver a adolescentes besarse en la calle e Irene ha recordado que «casi se muere» en el bus hace un par de días cuando una pareja de novios se achuchaba junto a ella, que no se podía mover porque el autobús estaba a tope. Sé que en poco tiempo serán menos pudorosos y que la adolescencia pasará inevitablemente por ellos, igual que lo hizo por mí. Pero he aprovechado sus comentarios para meter la cuñita publicitaria e insistir en lo importante que es cuidar la esfera íntima, porque para tener cierto equilibrio ni podemos mostrarlo, ni contarlo todo. ¡Feliz Día Internacional del Beso! @amparolatre