Campaña de Cuaresma 2025
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Leo Gutiérrez y Jose Pau tienen un hijo único. Bueno, un hijo biológico único, porque niños tienen 110 (de momento). ¿Que cómo es posible que hayan formado una familia tan extensa en 13 años?
Todo empezó un día en que Leo llevó a su hijo al colegio y se le acercó una madre con una petición: ¿podrías ser mi amiga y ayudarme con mi hijo?
Con un imperfecto español, la mujer le explicó que regentaba un bazar chino y necesitaba que alguien cuidara a su hijo por las tardes.
Leo pocas veces tiene un no, y así empezó a recoger al niño cada día y a tenerle en su casa como un hijo más hasta que lo venían a buscar al anochecer.
“Pasábamos las tardes jugando, les leíamos cuentos,…”, explica a Aleteia el matrimonio.
Otras madres se fijaron. ¿Vosotros cuidáis niños? ¿Podrías ocuparte de los míos también?
Y poco a poco se fueron añadiendo pequeños hasta llegar a 32. Su piso de 60 metros cuadrados se quedaba pequeño, así que alquilaron un local cercano, en el barrio madrileño de la Concepción.
También surgieron nuevas necesidades, a las que iban dando respuesta: empezaron a ofrecer comidas, desayunos, meriendas, y después extraescolares, excursiones, vacaciones,… Eran como unos padres de día.

Las familias que podían, colaboraban económicamente. Sin embargo, la mayoría eran madres solteras con muy pocos recursos.
Poco a poco se fueron añadiendo voluntarios y donantes que les permitieron sacar adelante este servicio.
Pero en octubre de 2024, la asociación sufrió una grave crisis. Leo la recuerda con lágrimas en los ojos.
“Una mañana llegamos al local y le dije a mi marido: no abras la puerta. Había un montón de niños esperando para desayunar y solo teníamos un litro y medio de leche”, relata.
“Pero pensamos que a esos niños ya se les habían cerrado muchas puertas y por eso ese día abrimos la persiana”, continúa.
“Le expliqué a una de las madres que no teníamos para desayunar -prosigue-. Y ella me dijo que en su casa lo que hacían era echar agua y quedaba como leche semidesnatada. Seguimos su consejo. Y por la tarde llegó una donación de leche”.
Leo le confesó a una voluntaria adolescente que no sabía si podrían continuar por falta de dinero.
La chica impulsó un mercadillo solidario y recaudaron tres mil euros. “Con eso salimos adelante, y a partir de ahí llegaron otras donaciones”, recuerda agradecida.
Sobre el futuro, Leo confiesa: “Vamos al día, pero también soñamos: ahora estamos pensando en incluir un piso para que los niños puedan dormir los días que las familias lo necesiten”.
El matrimonio espera también aumentar sus voluntarios y recursos. La asociación se va haciendo más conocida poco a poco.
Su historia aparece en la película Máscinco, que se estrenó este viernes 28 de marzo de 2025 en los cines de España.
Normas
Para llevar adelante el servicio, hace cuatro años crearon una asociación, “Los chicos de Jose y Leo”. Su norma principal es el respeto.
“Está totalmente prohibido insultarse -destacan-. Aquí somos todos uno y ni la religión ni el color ni la procedencia tienen importancia”.
“Somos muy pequeñitos pero estamos ayudando a muchas personas a que no acaben en caminos perjudiciales”, afirman.
Su hijo, subraya con orgullo, no ha tenido un juguete propio desde los cinco años. “Los niños estaban en casa y no había distinción”, aseguran.

La fuerza de Jose y Leo está simplemente en el amor. “Lo que nos da fuerzas es ver cómo mejoran los niños cuando vienen aquí”.
“En el colegio nos dicen: ¿por qué no os habéis puesto “asociación los milagritos”? -comentan entre risas.
“Al final, aquí lo que damos es mucho amor y cariño -explican-, y ponemos normas; simplemente con un poco de disciplina muchas veces la cosa va mejor”.

