Campaña de Cuaresma 2025
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El ser humano vive inmerso en una vorágine de actividades que no le dejan tiempo para unirse a su Dios, por eso es necesario que se tome tiempo para reflexionar sobre lo que verdaderamente importa: alcanzar la vida eterna. Y si es católico, reconocerá que tiene lo necesario para lograrlo sin buscar en otro sitio. Jesús ya ha trazado el camino.
No basta con ser buena persona
Así es, todos los contratiempos de la vida dejan un sabor de impotencia, quizá porque no nos hemos puesto a pensar en que lo que se ofrece a Jesús adquiere valor sobrenatural cuando estamos en gracia, como lo afirma el Catecismo de la Iglesia católica:
"La gracia, uniéndonos a Cristo con un amor activo, asegura el carácter sobrenatural de nuestros actos y, por consiguiente, su mérito tanto ante Dios como ante los hombres".
Sin embargo, hay que comprender que para ir al cielo "no basta con ser buena persona", así lo ha afirmado el Padre Rubén Darío García Ramírez, sacerdote de la arquidiócesis de Manizales, Colombia, durante el rezo de laudes en su sitio de YouTube.
Para él "eso no es ser cristiano". "Un cristiano es excelente persona. Es mucho más profundo", enfatiza. "Ser creyente en Cristo es que vive todo el tiempo en la cruz, o sea 'cristificado'".
El camino de salvación
¿Y qué significa vivir "cristificado"? El padre Rubén explica que es vivir con Cristo adentro. "Cristo crucificado, muerto y resucitado, por eso haces presencia de Cristo resucitado, pero jamás rechazas el sufrimiento".
Este es un punto clave en la enseñanza del sacerdote colombiano. Aceptar el sufrimiento como Cristo lo hizo. Por eso afirma que "el sufrimiento se vuelve camino de salvación".
Recordemos que el Señor nunca prometió que sus seguidores no padecerían, por el contrario, les reveló que serían perseguidos, pero también los animó diciéndoles que no tuvieran miedo
"Felices ustedes, cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se los calumnie en toda forma a causa de mí. Alégrense y regocíjense entonces, porque ustedes tendrán una gran recompensa en el cielo; de la misma manera persiguieron a los profetas que los precedieron".
Aprender a cristificarse
Es comprensible que le temamos al dolor, a las malas noticias, a la muerte. Toda clase de sufrimiento -moral, corporal, espiritual, psicológico-, quita el balance de la rutina cómoda, desvanece la paz y desestabiliza el ritmo con el que nos movemos a diario.
Una pérdida material, de trabajo, de un ser querido, de la propia salud siempre nos sumergirá en la incertidumbre, pero si entendemos que dentro de los planes de Dios tienen una razón de ser, comprenderemos que, así como Cristo aceptó el sufrimiento de su pasión y muerte en la cruz, también nosotros recibiremos como Él el premio de la vida eterna.
El mismo Jesús se encargó de dejarnos el camino trazado y una Iglesia para darnos lo que requerimos para ganar la carrera al cielo.
Acudamos a los sacramentos y roguemos a Dios para que nos dé la gracia y la fortaleza necesarias para aprender a "cristificarnos" sin desfallecer en el intento.


