separateurCreated with Sketch.

La ayuda de la Iglesia de Venezuela en los naufragios y desapariciones de migrantes

migración venezuela y américa latina
whatsappfacebooktwitter-xemailnative
Carlos Zapata - publicado el 06/01/25
whatsappfacebooktwitter-xemailnative
Manos de Dios que actúan en silencio ayudan, por medio de la Iglesia, a los migrantes retornados. A paso lento pero firme, transforman las duras travesías de los afectados en sanos caminos de esperanza

Son decenas e incluyen muerte y desaparición forzada, muchas vinculadas con la trata de personas y la migración. Ocurren a altas horas de la noche en aguas internacionales, en embarcaciones que salen desde Venezuela, generalmente con rumbo a Trinidad y Tobago.

Se mantienen en silencio, tanto como la acción de la Iglesia Católica, cuyos actores resultan pocos para brindar alivio a los muchos retornados. En medio, se acumulan las deportaciones; unas en las cuales la frase “derechos humanos” no existe.

Aleteia conversó con figuras relevantes de la red internacional CLAMOR y con actores en “zonas de guerra” que hacen esa labor silenciosa. A cambio, un pedido: no revelar nombres ni dar muchas pistas que aumenten el riesgo en una región sin garantías.

Las manos de Dios llegan por diversos medios. Son visibles las de Cáritas. Habitualmente actúan sin uniformes ni logos. A los acogidos no les preguntan filiación política, ni toman en cuenta sus creencias religiosas o el color de su piel.

Según algunos voluntarios, intentan darles esperanza con acciones realistas a quienes superan odiseas en aquella frontera hostil.

Migrantes retornados y una esperanza de reinserción

Disponen de casas para migrantes. Hay al menos dos en Carúpano, el corazón en Venezuela del refugio para muchos de quienes sobreviven a la trata y son retornados. “Es muy difícil la salida, porque como la migración por esa zona es tan ilegal, escondida y misteriosa, pues los migrantes generalmente no pasan por las casas antes de salir”.

Lo comenta un sacerdote. Es el padre Jesús Villarroel. Sostiene que, generalmente, esas casas reciben a retornados. Sin embargo, advierte que pese a los esfuerzos preventivos, el flujo migracional continúa.

“Siguen saliendo de retorno. Cuando regresan, desde otros puntos, pasan por nuestra casa y se les ofrecen todos los servicios con ayuda de un equipo multidisciplinario que hay”, señala el presbítero que tiene la compleja responsabilidad de dirigir la acción social de la Iglesia por medio de Cáritas en la región.

También explica que el contexto de Carúpano es muy diferente al que se enfrenta en muchas otras regiones de costa y frontera. En efecto, la dinámica migratoria varía en los diversos puntos de salida en la zona nororiental de Venezuela.

Junto a la belleza de los paisajes, hay una realidad paralela. Abundan las dificultades frente al Mar Caribe, la isla de Margarita, cerca de Trinidad y Tobago, y también en Tucupita. Tanto por agua como por tierra, muchos acuden desde fronteras terrestres ubicadas más al oriente de la nación sudamericana, desde regiones cálidas como Anzoátegui y Bolívar.

“Si te vienes de la capital, te encuentras el estado Anzoátegui para llegar al estado Sucre. No somos la capital, como Cumaná, que tiene otro contexto”, indica Villarroel.

En esa entidad, se presenta una amplia migración hacia Brasil, la vecina Colombia y otras naciones como Ecuador o Perú. Según el sacerdote, son muchos los hijos que sufren en medio de un conflicto del que son víctimas y les resulta ajeno.

Otra dura consecuencia: “Los dejados atrás”

Además, se vive otra realidad no menos dura y compleja. Cuando, los que fungen como cabeza de hogar, parten en una abarrotada embarcación que no regresa, o terminan esclavizados en prácticas sexuales -vinculados con el narcotráfico u otras ramas de la delincuencia y el crimen organizado-, dejan atrás a abuelos o niños. Ellos tampoco tienen cómo sobrevivir.

“Nosotros en Cáritas Venezuela les llamamos: ‘Los dejados atrás’. Acogemos a una población integrada por niños y adultos mayores que están solos, prácticamente fruto de la migración de jóvenes. Claro, bajo la situación país, las pocas posibilidades de empleo, encontramos que incluso migran nuestros médicos y muchos profesionales”, sostiene.

“También hay que tomar en consideración que la gente que se desplaza lo hace por temor a la violencia y por temor a la inseguridad”, afirma tras dejar claro que quienes migran no siempre tienen elección.

Existen distintos puntos de mira y múltiples regiones vinculadas con la realidad que denuncian. Entidades como Monagas y Bolívar también son puntos de tránsito y salida.

Los estragos de la minería ilegal

Cada lugar tiene su propia realidad, como ocurre con sitios donde la labor principal, si no la única, es la minería. En su mayoría ilegal, se ejerce mientras se destruyen pulmones vegetales y aparecen ecocidios en busca de un oro bañado en sangre.

“Ahí también hay una evidente captación (de migrantes). Muchos de quienes regresan al país, desde Trinidad, se trasladan hacia las minas”, le mencionan a Aleteia algunas fuentes de CLAMOR.

Afortunadamente, hay caminos de esperanza. Son diversos los servicios que ofrece la Iglesia a quienes retornan. Les brindan herramientas para trabajar como “cursos de gastronomía, empanadería, donde por lo general son integradas mujeres vulnerables”.

Antes de hacerlo, reciben apoyo psicológico. “Hay trabajadoras sociales formadas en temas como violencia basada en género”. Un esquema que sigue los principios en valores delineados por el Papa Francisco: “Acoger, proteger, promover e integrar. Son los verbos de la reclamación. Y se hace mediante las casas de paso”, explica el padre Jesús Villarroel.

Son más de cuatro decenas las que sobreviven a las deportaciones y repatriaciones, acogidas en alguna de las dos casas de atención. Reciben apoyo integral, ellas y sus hijos. Afortunadamente, hay casos de éxito, si bien evitan brindar muchos detalles.

Academia de fútbol, semillero de jóvenes

“A María (nombre ficticio) se le equipó con todo para hacer uñas. Y ya está funcionando su emprendimiento. Está contentísima”, comentan desde Cáritas. Su muchacho también tiene un futuro distinto. Entrena fútbol en una curiosa academia creada bajo un formato en el que trabaja Unicef.

“Se han insertado en la comunidad. Pero todo se mantiene en bajo perfil, todo se mantiene con mucho silencio. Nos apoya una experta, de las Hijas de la Caridad, de las redes de profesores de vida. Somos un equipo” que ayuda sin preguntar a quién o por qué.

Las migraciones y las desapariciones continúan. Pero, las acciones de la Iglesia también. Quienes las ejercen prefieren seguir en silencio, porque así pueden oír el clamor de los que claman ayuda… Y convertirse entonces en el rostro y las manos de Dios.

(VIDEO) Oración por Venezuela
Te puede interesar :(VIDEO) Oración por Venezuela
¿Te ha gustado leer este artículo? ¿Deseas leer más?

Recibe Aleteia cada día.

Apoye Aleteia

Usted está leyendo este artículo gracias a la generosidad suya o de otros muchos lectores como usted que hacen posible este maravilloso proyecto de evangelización, que se llama Aleteia.  Le presentamos Aleteia en números para darle una idea.

  • 20 millones de lectores en todo el mundo leen Aletiea.org cada día.
  • Aleteia se publica a diario en siete idiomas: Inglés, Francés, Italiano, Español, Portugués, Polaco, y Esloveno
  • Cada mes, nuestros lectores leen más de 45 millones de páginas.
  • Casi 4 millones de personas siguen las páginas de Aleteia en las redes sociales.
  • 600 mil personas reciben diariamente nuestra newsletter.
  • Cada mes publicamos 2.450 artículos y unos 40 vídeos.
  • Todo este trabajo es realizado por 60 personas a tiempo completo y unos 400 colaboradores (escritores, periodistas, traductores, fotógrafos…).

Como usted puede imaginar, detrás de estos números se esconde un esfuerzo muy grande. Necesitamos su apoyo para seguir ofreciendo este servicio de evangelización para cada persona, sin importar el país en el que viven o el dinero que tienen. Ofrecer su contribución, por más pequeña que sea, lleva solo un minuto.