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"Repito: ningún niño es un error", dijo el Papa Francisco durante el Ángelus que presidió desde la capilla de la Casa Santa Marta del Vaticano el 22 de diciembre de 2024. Para protegerse del frío, el pontífice de 88 años, resfriado últimamente, no recitó esta oración como es habitual en la plaza de San Pedro, donde los fieles pudieron seguir la retransmisión en las pantallas gigantes.
"Siento no poder estar con vosotros en la plaza", dijo el Papa Francisco ante las cámaras. "Pero me estoy recuperando y hay que tomar precauciones", añadió. Durante una audiencia el viernes, el Papa, que habló sin aliento, dijo que tenía un "resfriado muy fuerte". La Santa Sede anunció ayer que permanecería en su residencia, Santa Marta, para el tradicional encuentro dominical.
Al introducir la oración mariana, el Pontífice meditó sobre el Evangelio del día, que muestra a la Virgen María embarazada, visitando a Isabel, su prima anciana, que también espera un hijo. Ante la escena de estas dos mujeres, el Papa aseguró a los fieles que "cada niño en el seno de su madre" es un signo del "milagro de la vida". Dios "confía al hombre y a la mujer el poder de dar la vida", se alegró.
Dejando por un momento su texto, el Papa citó el programa religioso A Sua Immagine de la televisión pública italiana RAI -por el que ha expresado a menudo su estima-, confiando haber leído en él "Ningún niño es un error". Una cita que repitió al final de la oración mariana.
Ceder un asiento en el autobús a una embarazada
El jefe de la Iglesia católica instó a los fieles a apoyar y defender "el valor sagrado de la vida de los pequeños desde el momento en que son concebidos en el seno materno". Rindió especial homenaje a las madres presentes en la Plaza de San Pedro con sus hijos, y a las mujeres "en dulce espera", instándolas a "maravillarse de su belleza".
A continuación, el Pontífice argentino compartió con la multitud una anécdota personal de su vida como Arzobispo de Buenos Aires: "Yo apreciaba -porque ahora ya no puedo hacerlo- cuando tomaba el autobús en la otra diócesis, cuando subía una mujer embarazada, le daban un lugar para sentarse. Es un gesto de esperanza y respeto".