Podemos acompañar a la Virgen María en los momentos más dolorosos de su vida a través de este rosario. Vivamos con ella cada dolor para darle consuelo. Al estar en su compañía, alivia las penas de nuestro corazón que estemos pasando.
Se reza -comúnmente- los martes y sábados; incluso, algunos viernes, intercambiando el rosario lauretano doloroso, por este.
¿Cómo rezar el rosario?
Por la señal de la Santa Cruz…
Acto de contrición: Pésame, Dios mío, y me arrepiento de todo corazón de haberte ofendido. Pésame por el infierno que merecí y por el cielo que perdí, pero mucho más me pesa porque pecando ofendí a un Dios tan bueno y tan grande como Tú. Antes querría haber muerto que haberte ofendido; y propongo firmemente no pecar más y evitar todas las ocasiones próximas de pecado. Amén.
Gloria al Padre...
Los 7 dolores de la Virgen María
Cada dolor se anuncia: En el (1er) dolor de la Santísima Virgen contemplamos: (La Profecía del santo…). Se ofrece una intención; y luego se reza 1 Padre Nuestro, 7 Avemarías y 1 Gloria.
1. La profecía del santo anciano Simeón.
2. La huida a Egipto de la Sagrada Familia.
3. La pérdida del Niño Jesús en el templo.
4. Jesús con la cruz a cuestas encuentra a su Santísima Madre.
5. La crucifixión y muerte de nuestro Señor Jesucristo y María al pie de la cruz.
6. El descendimiento de la cruz y Jesús en los brazos de su Santísima Madre.
7. La sepultura de nuestro Señor y la soledad de María.
Al rezar los dolores, se rezan por las intenciones del Papa:
Recemos por las intenciones del Sumo Pontífice, para ganar las santas indulgencias. 1 Padre Nuestro, 3 Avemarías y 1 Gloria.
Letanias
Señor, ten piedad, Señor ten piedad.
Cristo, ten piedad, Cristo, ten piedad.
Señor ten piedad, Señor, ten piedad.
Cristo óyenos, Cristo óyenos.
Cristo, escúchanos, Cristo escúchanos.
Dios, Padre celestial, ten piedad de nosotros.
Dios, Hijo, Redentor del mundo, ten piedad de nosotros.
Dios, Hijo, Redentor del mundo, ten piedad de nosotros.
Dios, Espíritu Santo, ten piedad de nosotros.
Trinidad Santa, que eres un solo Dios, ten piedad de nosotros.
Santa María, Santa Madre de Dios, ruega por nosotros.
Santa Virgen de las Vírgenes, ruega por nosotros.
Madre crucificada, ruega por nosotros.
Madre dolorosa, ruega por nosotros.
Madre lacrimosa, ruega por nosotros.
Madre afligida, ruega por nosotros.
Madre abandonada, ruega por nosotros.
Madre desolada, ruega por nosotros.
Madre privada del Hijo, ruega por nosotros.
Madre traspasada por la espada, ruega por nosotros.
Madre abrumada de dolores, ruega por nosotros.
Madre llena de angustias, ruega por nosotros.
Madre clavada a la Cruz en su corazón, ruega por nosotros.
Madre tristísima, ruega por nosotros.
Fuente de lágrimas, ruega por nosotros.
Cúmulo de sufrimientos, ruega por nosotros.
Espejo de paciencia, ruega por nosotros.
Roca de constancia, ruega por nosotros.
Ancla de confianza, ruega por nosotros.
Refugio de los abandonados, ruega por nosotros.
Escudo de los oprimidos, ruega por nosotros.
Vencedora de los incrédulos, ruega por nosotros.
Solaz de los míseros, ruega por nosotros.
Medicina de los enfermos, ruega por nosotros.
Fortaleza de los débiles, ruega por nosotros.
Puerto de los náufragos, ruega por nosotros.
Apaciguadora de las tormentas, ruega por nosotros.
Recurso de los necesitados, ruega por nosotros.
Terror de los que incitan al mal, ruega por nosotros.
Inspiración de los profetas, ruega por nosotros.
Tesos de los Fieles, ruega por nosotros.
Báculo de los Apóstoles, ruega por nosotros.
Corona de los Mártires, ruega por nosotros.
Luz de los Confesores, ruega por nosotros.
Flor de las Vírgenes, ruega por nosotros.
Consuelo de las Viudas, ruega por nosotros.
Alegría de los Santos, ruega por nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad y misericordia de nosotros.
Ruega por nosotros, santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las divinas gracias y promesas de nuestro Señor Jesucristo. Amén.
Oremos. Dios, en cuya Pasión fue traspasada de dolor el alma dulcísima de la gloriosa Virgen y Madre María, según la profecía de Simeón; concédenos propicio, que cuantos recordamos con veneración sus dolores consigamos el efecto feliz de tu Pasión. Que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.