"Si todo pasa, Cristo permanece", aseguró el Papa durante el Ángelus recitado desde la ventana del Palacio Apostólico Vaticano el 17 de noviembre de 2024. En una breve catequesis, el pontífice pidió a los católicos que den el "justo peso" a las cosas del mundo y confíen en el Evangelio "que contiene una promesa de salvación y eternidad".
"No atéis nuestros corazones a las realidades del mundo porque pasarán". Esta fue la advertencia del Papa Francisco a los miles de fieles reunidos en la Plaza de San Pedro bajo un hermoso sol. Con las crisis, los fracasos, "el dolor causado por las guerras" o "las catástrofes naturales", el hombre tiene la "sensación de que todo tiene un final", reconoció el Papa Francisco. Pero "las realidades de este mundo […] están destinadas a pasar", insistió.
"Si todo pasa, Cristo permanece. En Él encontraremos un día las cosas y las personas que han pasado y que nos han acompañado", aseguró. Para el Papa, es a través de esta promesa evangélica que la vida en la tierra adquiere un nuevo sentido:
"Todo muere y también nosotros moriremos un día, pero no perderemos nada de lo que hemos construido y amado, porque la muerte será el comienzo de una nueva vida".
Para concluir, el Papa deseó que los cristianos se tomen el tiempo de plantearse esta pregunta: "¿Estamos atados a las cosas de este mundo, que pasan rápidamente, o a las palabras del Señor, que permanecen y nos guían hacia la eternidad?"
El Papa aplaude a 3 nuevos beatos
Tras rezar la oración del Ángelus, el Papa pidió un aplauso para dos sacerdotes albaneses muertos como mártires durante el primer cuarto del siglo XX. El franciscano Luigj Palić y el padre Gjon Gazulli fueron beatificados ayer en Albania. El Papa también saludó públicamente al sacerdote Max Josef Metzger (1887-1944), que murió mártir tras negarse a obedecer al régimen nazi. Será beatificado hoy en Alemania.
"Que el ejemplo de estos mártires anime a tantos cristianos que, en nuestro tiempo, son discriminados por su fe", dijo el Papa.