Karen Hutch - publicado el 16/10/24 - actualizado el 16/10/24
Santa Margarita María Alacoque, fue una monja mística y virtuosa. El Sagrado Corazón le presento tres armas para luchar por ser su mejor versión y por amar
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No siempre es fácil hacer las cosas con amor para llegar a tener una verdadera transformación, menos cuando estamos agotados o estresados; el Sagrado Corazón de Jesús le reveló a santa Margarita María Alacoque tres armas para luchar por lo que de verdad importa: el amor.
Esta santa a pesar de los retos que enfrentó, principalmente cuando nadie le creía sobre sus visiones, logró recostar su cabeza en el Sagrado Corazón, permitiendo que Dios la guiara para ser más virtuosa; mismo mensaje que Jesús quiere transmitirnos hoy a pesar de las dificultades diarias, ya sea en la escuela, trabajo o en cualquier ámbito.
Cuando uno quiere amar de verdad, es necesario vencer ciertos obstáculos para recibir la recompensa, ya lo decía esta Margarita Alacoque:
"Cuando uno ama, todo habla de amor, hasta nuestros trabajos que requieren nuestra total atención pueden ser un testimonio de nuestro amor".
El mundo actual está rodeado de tantas cosas que nos hacen tener una mayor irritabilidad, perturbando nuestra vida y alejándonos de nuestro verdadero propósito que es el cielo, por ello te mostramos las tres armas de santa Margarita para no perder la paciencia y luchar por alcanzar su mejor versión.
1Conciencia delicada y un profundo odio y dolor ante la más pequeña falta
Esta arma se fundamenta en el gran deseo de amar, pues aunque cometemos errores, podemos estar abiertos al amor transformador de Jesús y de su Sacratísimo corazón. Fue así como Margarita aprendió a amar más.
En una de sus visiones, Jesús le dijo: “Soy un Maestro santo, y enseño la santidad. Soy puro, y no puedo sufrir la más pequeña mancha. Por lo tanto, es preciso que andes en mi presencia con simplicidad de corazón en intención recta y pura.
Pues no puedo sufrir el menor desvío, y te daré a conocer que si el exceso de mi amor me ha movido a ser tu Maestro para enseñarte y formarte en mi manera y según mis designios, no puedo soportar las almas tibias y cobardes, y que si soy manso para sufrir tus flaquezas, no seré menos severo y exacto en corregir tus infidelidades".
2La santa obediencia
Como hemos visto, Jesús era el principal Maestro de santa Margarita. Él le enseñaba a ser obediente, no solo con Él, sino también con aquellos que eran sus superiores en la tierra, pues la obediencia debe practicarse en el cielo y en la tierra.
Cuando Margarita no obedecía, Jesús le decía: "Te engañas creyendo que puedes agradarme con esa clase de acciones en las cuales la voluntad propia, hecha ya su elección, más bien que someterse, consigue doblegar la voluntad de las superioras".
3Su Santa Cruz
Muchas veces le tememos a las espinas que conlleva nuestra cruz, debido a que nos hace salir de nuestra zona de confort, pero Jesús nos recuerda nuestro verdadero objetivo en la tierra por medio de estas palabras a Alacoque:
"Has de querer como si no quisieras, debiendo ser tus delicias, agradarme a mí. No debes buscar nada fuera de mí, pues de lo contrario injuriarías a mi poder y me ofenderías gravemente, ya que yo quiero ser solo todo para ti."
La respuesta a cada una de nuestras batallas, e incluso miedos o inseguridades, siempre estarán en Cristo. Un corazón que busca descansar en el corazón de Jesús gana más de lo que se imagina: gana el cielo y el gozo eterno.