El cristiano recibe la virtudes teologales de la fe, la esperanza y la caridad desde su bautismo, y con ellas, también adquiere el compromiso de conocer a Cristo y sus enseñanzas, una misión que la Iglesia ha recibido del Señor y que desempeña a través de la acción pastoral que deriva en tres ramas: litúrgica, profética y social.
La pastoral de la Iglesia
Por supuesto, para la mayoría de los católicos es muy conocida la liturgia porque participan de la santa Misa, la oración y demás sacramentos, es esta la parte celebrativa que nos hace reconocernos como comunidad en torno a Cristo, como lo describe el Catecismo de la Iglesia católica:
"La Liturgia es 'acción' del 'Cristo total' (Christus totus). Los que desde ahora la celebran participan ya, más allá de los signos, de la liturgia del cielo, donde la celebración es enteramente comunión y fiesta".
La acción profética
En cuanto a la pastoral profética, la Iglesia se encarga de llevar el Evangelio a todo el mundo por mandato expreso de Cristo, lo cual corresponde a todos los bautizados:
"Cristo [...] realiza su función profética no sólo a través de la jerarquía [...] sino también por medio de los laicos. Él los hace sus testigos y les da el sentido de la fe y la gracia de la palabra" (LG 35).
Por eso encontramos, como parte del apostolado de los laicos, el servicio que dan como catequistas y agentes servidores en grupos y movimientos dedicados al anuncio de la Palabra y la doctrina cristiana.
Y de la proyección social, ¿qué hay?
Quizás es esta la cuestión más difícil a la que nos enfrentamos los católicos, y sin embargo, es el corazón de la vida cristiana: la caridad, aquella que se demuestra con las obras.
Por eso es todo un reto, porque se refiere a encarar la realidad de los menos afortunados:
"Las diferencias entre las personas obedecen al plan de Dios que quiere que nos necesitemos los unos a los otros. Esas diferencias deben alentar la caridad".
Y más aún, todo lo que involucra al ser humano pertenece a esta área, incluyendo la sociedad, política, salud, educación, solidaridad y el medio ambiente.
¿Cómo realizarla?
Este ámbito es muy amplio y hay muchas maneras de participar, ya sea de manera individual u organizada. Por citar solo un ejemplo, podemos apoyar a las personas que tenemos más cerca en sus necesidades básicas, como comida, ropa o dinero.
Esto puede ser en familia o en algún grupo eclesial. Hay muchas parroquias que tiene dispensarios médicos, comedores o visitadores de enfermos.
O bien, detectar asilos de ancianos, hospicios, hospitales, casas hogar o albergues para emigrantes o personas en situación de calle que requieran ayuda material, participación voluntaria o un amigo que los escuche.
Dios todo lo recompensa
Toda obra que hagamos en bien del prójimo, por pequeña que sea, tendrá recompensa, porque Jesús está presente en cada uno de nuestros semejantes en desgracia:
"Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo" (Mt 25, 40).
Vivamos nuestra proyección social con alegría.