En los últimos meses, el Dicasterio para la Doctrina de la Fe, que desde mayo dispone de nuevas normas para investigar los fenómenos sobrenaturales, se ha pronunciado sobre diversos lugares de devoción. Después de Pellevoisin, Amsterdam y Fontanelle, Roma examinará la "experiencia espiritual" del famoso santuario de Medjugorje, que atrae cada año a más de un millón de peregrinos.
Esta vez, el veredicto se dará a conocer de un modo sensiblemente distinto: mientras que los otros lugares han suscitado la publicación de una carta, Medjugorje tiene derecho a una conferencia de prensa que ya ha hecho correr mucha tinta en previsión. Y con razón: la legitimidad de esta devoción y la gestión de este santuario están en el centro de la polémica.
El Vaticano puso en marcha una comisión de investigación en 2010, bajo el mandato de Benedicto XVI, y en 2018 el Papa Francisco nombró a un "visitador apostólico" para supervisar las devociones y peregrinaciones en torno a este lugar, donde las apariciones no han sido reconocidas formalmente por la Santa Sede.
Por ello, el prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, el cardenal Víctor Manuel Fernández, analizará este fenómeno iniciado en torno a seis "videntes" -que eran niños en el momento de las primeras apariciones, en 1981- a la luz de las nuevas normas. Éstas establecen una escala de seis niveles en los que basar una decisión, que van desde el "nihil obstat" -luz verde para la devoción- hasta un "hallazgo de carácter no sobrenatural" -correspondiente a una luz roja-. A menos que intervenga el Papa, las normas explican que Roma nunca reconocerá el carácter sobrenatural del fenómeno estudiado.
El cardenal Fernández ya se refirió al caso de Medjugorje hace cuatro meses al presentar las normas de la investigación. "Todavía no hay una conclusión, pero con estas normas pensamos que será más fácil avanzar y llegar […] a una conclusión prudente", dijo.
"Pero aun suponiendo que haya un nihil obstat, tal vez habrá que aclarar que ciertos detalles no deben ser tomados en serio", declaró el prelado argentino. Y añadió: "Si no recuerdo mal, la Virgen dio allí órdenes sobre la hora, el lugar, lo que debía hacer el obispo… Esto hay que aclararlo".
Para el Vaticano, "un fenómeno puede ser considerado bueno, no peligroso al principio, y presentar problemas en su desarrollo", subrayó. También recomendó no canonizar al vidente de una aparición. "No se dice en absoluto que sea un santo […] El vidente puede ser una buena persona hoy, y mañana puede hacer cualquier cosa. Es libre y débil como todo el mundo", afirmó el cardenal, guardián del dogma.