Puede ser tentador pensar que uno es cristiano muy piadoso y devoto; podemos rezar el rosario todos los días, o ir a Misa diariamente... quizá incluso vayamos a confesarnos cada semana, creyendo que es lo que se supone que deben hacer los cristianos "devotos". Sin embargo, es posible realizar todas las actividades anteriores y estar lejos de Dios.
Definición de una vida devota
San Francisco de Sales escribió un libro entero sobre este tema en su Introducción a la vida devota. En él, explica que ser "devoto" no significa hacer muchas cosas:
"Un hombre da gran valor al ayuno, y cree llevar una vida muy devota, mientras ayune rigurosamente, aunque mientras tanto su corazón esté lleno de amargura; y aunque no se humedezca los labios con vino, quizá ni siquiera con agua, en su gran abstinencia, no tiene escrúpulos en empaparlos en la sangre de su prójimo, mediante la calumnia y la detracción".
Incluso argumenta que podemos ser generosos y aún así estar lejos de Dios:
"Este hombre abre libremente su bolsa para dar limosna, pero cierra su corazón a todo sentimiento amable e indulgente hacia los que se le oponen; mientras que aquél está suficientemente dispuesto a perdonar a sus enemigos, pero nunca pagará sus deudas legítimas salvo bajo presión".
Para san Francisco de Sales, la clave para llevar una vida "devota" es estar lleno del amor de Dios:
"En resumen, la devoción es simplemente una actividad y vivacidad espiritual por medio de la cual el Amor Divino obra en nosotros, y nos hace obrar con brío y amor; y así como la caridad nos lleva a una práctica general de todos los Mandamientos de Dios, así la devoción nos lleva a practicarlos con prontitud y diligencia. Y, por consiguiente, no podemos llamar bueno ni devoto al que descuida la observancia de todos los mandamientos de Dios, porque para ser bueno el hombre debe estar lleno de amor, y para ser devoto, además, debe estar muy dispuesto y apto para realizar las obras de amor".
Para utilizar una analogía, san Francisco de Sales compara el amor y la devoción con el fuego y una llama:
"La diferencia entre el amor y la devoción es la misma que existe entre el fuego y la llama; el amor es un fuego espiritual que se convierte en devoción cuando se aviva hasta convertirse en llama; y lo que la devoción añade al fuego del amor es esa llama que lo hace ansioso, enérgico y diligente, no solo en obedecer los Mandamientos de Dios, sino en cumplir Sus Divinos Consejos e inspiraciones".
Si queremos ser cristianos verdaderamente devotos, primero tenemos que llenarnos del amor de Dios, que luego alimentará todas nuestras acciones, purificándolas de nuestras propias intenciones egoístas.