Aleteia conversó con Byron Cadmen, un sacerdote católico originario de Ecuador que evangeliza en Internet desde hace seis años. Perteneciente a la comunidad religiosa Communio Sanctorum, se ha convertido en uno de los influencers más destacados en las redes sociales con su canales “un sacerdote millenial” y “un padrecito”.
El poder de la comunidad
El padre Byron sabe que está expuesto tanto a seguidores como a haters, pero, indudablemente, ha adquirido mucha fama, con lo que puede perder de vista su objetivo principal como evangelizador digital, como ha ocurrido con algunos lamentables casos de presbíteros que dejaron el ministerio.
Por ello le preguntamos: ¿qué hace para protegerse de esta situación y permanecer fiel a su ministerio?
El sacerdote comentó que, desde el primer segundo que decidió hacer esto, hizo un plan junto a su superior. "Básicamente él lo hizo -sonríe - y me dijo: 'Byron, tienes que hacer esto si es que realmente quieres evangelizar dignamente y quieres permanecer en fidelidad al Señor y a tu sacerdocio'", comentó el presbítero.
Para él, entre las cosas importantes que acordaron en esa reunión fue estar abierto a la crítica de su propia comunidad. Destacó el religioso: “Eso para mí es importantísimo. Es decir, 'mira lo que estoy haciendo, ¿qué te parece?' Y que ellos también den su opinión al respecto. Eso, por un lado, pienso que es muy importante”.
La oración es innegociable
Continuó el padre: “Segundo, creo que la vida de oración es innegociable”.
“Entonces, él también me propuso a mí: tienes que hacer tantas horas al día de oración, y si no llevas a cabo esto, ya sería una señal de que no lo estás haciendo bien” comentó.
"Esas dos cosas han sido para mí una defensa muy, pero muy grande. Estar con la comunidad y que ellos tengan la oportunidad de decirme 'ten cuidado con esto, que te pasa con esto otro, pero mira esto que estás haciendo', y segundo, pues la oración es innegociable”.
Un patrón que duele seguir
Para finalizar, el sacerdote millennial añadió: "Yo me he enterado, porque he tenido contacto con aquellos influencers o grandes evangelizadores que han dejado el sacerdocio -cuando se trata de un sacerdote - y he conversado con ellos; les puedo decir que hay un patrón, y ese patrón es dejar la oración, y esto me duele bastante porque en el proceso no se dejaron ayudar".
A ese patrón, el sacerdote añade el hecho de individualizarse: "Aunque pertenecían a una comunidad, o aunque eran miembros de un clero, lamentablemente pensaron que el proyecto era solamente suyo”. A su parecer, estas actitudes pueden "afectar muchísimo a que uno pierda el sentido y el rumbo".