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Conoce las partes que componen la santa Misa

MSZA ŚWIĘTA
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Mónica Muñoz - publicado el 27/06/24 - actualizado el 08/08/24
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Cuando acudimos a la santa Misa realizamos una serie de ritos y posturas que para algunos quizá no tienen sentido hasta que conocen por qué se llevan a cabo

Los católicos sabemos que una de nuestras obligaciones es acudir a la santa Misa todos los domingos. Cada caso particular es distinto y no se trata de evaluar el comportamiento de nadie, sino de conocer a fondo las partes de la Eucaristía para vivirla mejor.

Dos partes principales

Lo primero que debemos tener en mente es que hay que llegar puntualmente porque la Misa consta de dos partes principales; y la primera es preparación para la segunda: la liturgia de la Palabra y la liturgia de la Eucaristía.

1Liturgia de la Palabra

La Misa comienza con los ritos iniciales, el primero es el canto de entrada. El sacerdote puede hacer una procesión con los ministros, lectores y acólitos, o bien, llegar al altar sencillamente.

En seguida nos signamos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Entonces el presidente -así se le nombra al presbítero que está presidiendo la celebración-, nos saluda: "El Señor esté con ustedes". Y respondemos: "Y con tu espíritu".

Después hacemos el acto penitencial: reconocemos nuestros pecados y pedimos perdón a Dios con el canto de "Señor, ten piedad". En domingo y solemnidades, además, entonamos el "Gloria".

Ahora, el sacerdote hace la oración colecta y nos sentamos para escuchar la Palabra de Dios, inicia la liturgia de la Palabra.

En Misa diaria, una lectura, un salmo y el Evangelio. En Misa dominical, dos lecturas, el salmo y el Evangelio.

Luego, la homilía, que entre semana no es necesaria, pero indispensable en domingo.

En seguida, recitamos el creo y hacemos la oración universal, que conocemos como peticiones.

Estamos a punto de iniciar la segunda parte.

2Liturgia de la Eucaristía

A su vez, vamos a participar en tres partes: la presentación de ofrendas, la Plegaria eucarística y el rito de comunión.

Se llevan al altar los dones del pan y del vino que, durante la Plegaria eucarística, se ofrecen a Dios para ser convertidos, por la invocación del Espíritu Santo, en el cuerpo y la sangre de Cristo.

Después adoramos a Cristo, que está presente en las sagradas especies, ofrecemos el sacrificio de Cristo en comunión con el Papa, el obispo y toda la Iglesia.

Después rezamos el Padre Nuestro para prepararnos para la sagrada comunión.

Finalizamos con la oración y bendición del presidente, quien nos envía a predicar lo que hemos vivido.

El gran misterio de nuestra fe

Este sencillo esquema nos puede ayudar a entender mejor que la sagrada Eucaristía es la celebración del gran misterio de nuestra fe, encomendada por Cristo a los Apóstoles.

Con los años y mucho discernimiento, grandes santos, padres y doctores de la Iglesia han añadido oraciones para embellecer y rendir honor y gloria a Dios con la santa Misa.

En la celebración eucarística, a quien ofrecemos es a su propio Hijo como Víctima agradabilísima que sigue intercediendo por nosotros una y otra vez, derramando gracias inagotables a quien participe de la actualización de su sacrificio.

Recordémoslo cada vez que acudamos a la santa Misa.

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