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(HOMILÍA) Permanezcamos unidos a Jesús

Winnica
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El padre Giovanni Camarillo, sacerdote de la Arquidiócesis de Guadalajara, comenta las lecturas del quinto domingo de Pascua y nos invita a reflexionar sobre nuestra relación con Dios y los frutos que da nuestra vida

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Hermanos y hermanas en Cristo:

En este Quinto Domingo de Pascua, las lecturas nos invitan a reflexionar sobre la importancia de permanecer unidos a Jesús, quien es la vid verdadera, y a dar frutos de amor y servicio en nuestras vidas.

Al permanecer unidos a Jesús: nos capacita

En la primera lectura (Hch 9, 26-31), escuchamos cómo la Iglesia primitiva crecía en número y en fuerza, a pesar de las persecuciones y los desafíos que enfrentaban. Después de su conversión, Saulo (que más tarde sería conocido como Pablo) se unió a los discípulos en Jerusalén y comenzó a predicar valientemente la Palabra de Dios. Su testimonio poderoso nos recuerda que cuando permanecemos unidos a Jesús, él nos capacita para llevar su mensaje de esperanza y salvación a los demás, incluso en medio de las adversidades.

Al permanecer unidos a Jesús: vivimos en coherencia

En la segunda lectura (1 Jn 3, 18-24), Juan nos insta a amar no solo con palabras, sino con hechos concretos. Nos recuerda que cuando cumplimos los mandamientos de Dios y vivimos en comunión con Él, podemos confiar en que Él escucha nuestras oraciones y nos concede todo lo que le pedimos. Este pasaje resalta la importancia de la coherencia entre nuestra fe y nuestras acciones. Al permanecer unidos a Jesús y vivir de acuerdo con sus enseñanzas, podemos experimentar la plenitud de su amor en nuestras vidas.

Permanecer unidos a Jesús implica cultivar una relación viva

En el Evangelio de hoy (Jn 15, 1-8), Jesús se presenta como la vid verdadera y nos invita a permanecer en Él como los sarmientos. Esta imagen nos muestra la íntima relación que Jesús desea tener con cada uno de nosotros. Él es la fuente de nuestra vida espiritual y nuestra fuerza para enfrentar los desafíos de la vida. Permanecer en Jesús implica estar unidos a Él en oración, en la lectura de la Palabra, en los sacramentos y en la práctica del amor hacia los demás.

Jesús nos enseña que si permanecemos en él, daremos frutos abundantes. Estos frutos pueden manifestarse en nuestras acciones de amor, servicio, paciencia, bondad y perdón hacia los demás. Cuando estamos unidos a Jesús, su amor fluye a través de nosotros y transforma nuestras vidas y las vidas de quienes nos rodean. Nuestros frutos son un testimonio poderoso del amor de Dios en el mundo.

Sin embargo, Jesús también nos advierte sobre la consecuencia de no permanecer en Él. Los sarmientos que no dan fruto son cortados y arrojados al fuego. Esto nos recuerda la importancia de cultivar una relación viva y vibrante con Jesús, porque apartados de Él no podemos hacer nada. Al permanecer en Jesús, encontramos vida abundante y nos convertimos en instrumentos de su amor y gracia en el mundo.

En nuestra vida diaria, a menudo enfrentamos la tentación de separarnos de Jesús y seguir nuestros propios caminos. Las distracciones del mundo, las preocupaciones cotidianas y las pruebas pueden debilitar nuestra conexión con él. Sin embargo, en medio de las luchas y desafíos, Jesús nos llama a volver a él, a confiar en su amor y a permitir que su Espíritu Santo nos renueve y fortalezca.

Preguntas para reflexionar:

Este Quinto Domingo de Pascua nos desafía a examinar la calidad de nuestra relación con Jesús. ¿Estamos realmente unidos a Él como los sarmientos a la vid? ¿Estamos dando frutos de amor y servicio en nuestras vidas? ¿Estamos dispuestos a confiar en su amor y a permanecer en Él incluso en medio de las dificultades?

Que este domingo nos inspire a renovar nuestra entrega a Jesús, la vid verdadera. Que podamos permanecer en Él con confianza y alegría, permitiendo que su amor fluya a través de nosotros y dé frutos abundantes en nuestras vidas y en el mundo que nos rodea.

Amén.

Quinto Domingo de Pascua - Ciclo B:

Primera lectura: Hch 9, 26-31

Segunda lectura: 1 Jn 3, 18-24

Evangelio: Jn 15, 1-8
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