La Sagrada Escritura nos enseña que el nombre del Hijo de Dios fue revelado en sueños a San José de la siguiente manera:
"Este fue el origen de Jesucristo: María, su madre, estaba comprometida con José y, cuando todavía no han vivido juntos, concibió un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era un hombre justo y no quería denunciarla públicamente, resolvió abandonarla en secreto.
Mientras pensaba en esto, el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, porque lo que ha sido engendrado en ella proviene del Espíritu Santo. Ella dará a luz un hijo, a quien pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su Pueblo de todos sus pecados».
El Salvador del mundo
Hablar por su nombre santísimo al Hijo de Dios es un privilegio indescriptible. Todos los que han sido llamados de la misma manera tienen al mejor Santo Patrón que nadie pueda tener: el mismo Dios hecho hombre. Digamos con gran reverencia su nombre bendito.