Pablo Alonso Hidalgo tenía 21 años cuando decidió entregar su vida a Dios como carmelita descalzo. Padecía un sarcoma de Ewing, un tipo de cáncer óseo muy agresivo, desde los 15 años. A pesar de su sufrimiento, nunca perdió la fe ni la alegría. El pasado 25 de junio, recibió la gracia especial de profesar los votos religiosos in articulo mortis, es decir, en peligro de muerte. El 27 de junio, celebró su profesión religiosa en la iglesia del Carmen de Abajo, en Salamanca, donde adoptó el nombre de fray Pablo María de la Cruz. El 15 de julio, entregó su alma al Padre en el convento carmelita de San Andrés.
Su historia ha conmovido a miles de personas, que han seguido su testimonio a través de las redes sociales y los medios de comunicación. Su ejemplo ha sido una fuente de inspiración y conversión para muchos jóvenes, que le han acompañado con sus oraciones y su presencia. Incluso el papa Francisco ha conocido su historia y le ha enviado una carta personal, en la que le expresa su cercanía y su bendición.
Pablo era un joven normal, que estudiaba Ingeniería Informática en la Universidad Pontificia de Salamanca y que participaba en varios grupos cristianos, como el Camino Neocatecumenal, Hakuna, Effetá y el Opus Dei. Sin embargo, desde que le diagnosticaron el cáncer, sintió la llamada de Dios a la vida consagrada. Su sueño era ser carmelita descalzo, siguiendo el ejemplo de santa Teresa de Jesús y san Juan de la Cruz.
A pesar de las dificultades y los tratamientos médicos, Pablo nunca se dejó vencer por el desánimo ni la desesperación. Al contrario, vivió su enfermedad con una actitud heroica de entrega y confianza en Dios. Su lema era “a Ti, mi Amor, solo a Ti pertenezco“. Su testimonio ha sido un reflejo del amor de Cristo crucificado y resucitado.
Pablo no tenía miedo a morir, sino que lo veía como un encuentro definitivo con el Padre. “Lo que quería comunicar es lo increíblemente bonita que es la muerte en Cristo, que es algo que no da miedo, que es alucinante, y que es un tabú que yo creo que hay que romper”, dijo en una entrevista. Su deseo era “estar con Él para siempre”.
Su funeral se celebró el 17 de julio en la iglesia del Carmen de Abajo, con la asistencia de cientos de personas que quisieron darle el último adiós. El obispo de Salamanca, José Luis Retana, presidió la eucaristía y destacó la santidad y la misión evangelizadora de fray Pablo. “Ha sido un testigo del amor incondicional de Dios”, afirmó.
Fray Pablo ha dejado una huella imborrable en el corazón de muchos. Su vida ha sido un regalo para la Iglesia y para el mundo. Su intercesión sigue siendo una ayuda para los que sufren y los que buscan a Dios. Su recuerdo nos invita a vivir con esperanza y alegría nuestra fe.
Fray Pablo, el joven de 21 años que ingresó en los Carmelitas “in articulo mortis”, vivió sus últimas horas acompañado de jóvenes amigos de él, del Camino, de Hakuna, de Effetá, del Opus, del colegio, de la Universidad…le acompañaron en una vigilia de adoración.
El Papa ya conoce la historia de fray Pablo
El día 29 de julio de 2023, el Prior General de la Orden del Carmen, Rvdmo. P. Míceál O’Neill, O.Carm., hizo llegar al Papa Francisco de forma oficial la carta póstuma original que Fray Pablo María de la Cruz, carmelita, le había escrito a su Santidad, para acompañarle también con su oración y la entrega de su vida en el Encuentro Mundial de la Juventud en Lisboa.
Hoy celebramos a...