En 2020, tres hermanas tenían la misma inquietud: consumimos un sinfín de información en redes sociales, medios de comunicación y entretenimiento que nadie se está cuestionando. Como publicistas, comunicadoras y educadoras que son, sabían que este no era un problema menor. Así nació Buscaminas.
Por un lado, estas hermanas detectaron la urgente necesidad de analizar lo que vemos y escuchamos en nuestra vida diaria. Pero también, se dieron cuenta de que no existe una cultura de diálogo cuando se tratan temas complicados. «Las posturas contrarias nos tienen polarizados… y eso no nos va a llevar a mejores lugares», declararon para Aleteia.
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Actualmente, lo que inició como un hobby se convirtió en su trabajo y el trabajo de otras mujeres que se fueron sumando al equipo para crear contenido en las principales redes sociales, impartir talleres y dar conferencias que ayudan a las personas a cuestionar la cultura actual y formar un criterio propio.
«No solo damos nuestra opinón. Lo que proporcionamos, sobre todo, son herramientas para pensar mejor; en otras palabras, cuestionamos con pensamiento crítico».
Lejos de incitar a la confrontación o descalificar al que piensa distinto, este grupo —que ya suma a nueve personas, más colaboradores—se toma el tiempo de analizar los temas que son tendencia. Ya sea sobre artistas, moda, series y tendencias en redes sociales, o sobre temas muy complejos como la pornografía, los vientres de alquiler o la ideología de género, Buscaminas se esfuerza por construir puentes entre posturas contrarias.
«Es muy motivador encontrarnos con distintas formas de pensar y lograr generar puentes entre ellas; abrir conversación y ver cómo las personas profundizan o consideran otras aristas a los temas de conversación actuales. Realmente esto es lo más valioso que hemos identificado. Cuando en un mundo que tiende a la fragmentación y polarización identificamos esos terrenos comunes y comprobamos que es posible dialogar en la diferencia, sin agredirnos, se abren muchísimas posibilidades de solución, de enriquecer perspectivas y reconocernos en nuestra humanidad común».
Volvernos más abiertos al diálogo, sin dejar de lado los ideales
«Para abrirnos al diálogo, escuchar es el primer paso; pero escuchar de verdad, no solo oír para después responder e intentar ganar el debate. Escuchar con empatía, tratando de comprender de dónde viene la forma de pensar del otro, ¿por qué piensa como piensa? ¿desde dónde construyó su perspectiva? ¿qué es lo que busca detrás de su forma de pensar? ¿qué puntos podemos tener en común?
Una cosa que hemos visto es que la mayoría de las personas están buscando, genuinamente, el bien; donde diferimos es en la manera de entender el mundo y la vida. Esta errónea creencia de que si diferimos en puntos de vista no podemos dialogar nos convierte en enemigos. Se nos olvida que tenemos muchas más cosas en común que diferencias y es ahí donde deberíamos encontrarnos y ser puentes».
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Conocernos como antídoto a la manupulación
«A veces olvidamos que las ideas las generan las personas y por lo general éstas se sustentan en las propias experiencias y vivencias. El hecho de que no estés de acuerdo con las ideas de alguien no significa que no puedas construir o aprender algo con ella.
Por otro lado, obviamente hay que cuestionar —con pensamiento crítico—lo que vemos y escuchamos allá afuera para hacernos de un criterio propio ante los temas actuales; ejercer nuestra libertad buscando la diversidad de opciones, no quedarnos con la única opción que nos muestran los medios o el entretenimiento.
El autoconocimiento es clave para descubrir quiénes somos. En la medida en que la persona tenga esto claro, será menos vulnerable a la manipulación y tendrá mucha más certeza al tomar decisiones en su vida.
Si sabemos quienes somos y, posteriormente, nuestra misión de vida, es más fácil ser fieles a uno mismo y vivir en coherencia con eso; lo cual resulta en una vida con sentido, mucho más plena y feliz».