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A principios de la década de 1990, una ancianita se convertía en la estrella invitada de una convención matemática que se celebraba en Boca Raton, Florida. La ancianita era una religiosa que había dejado su retiro espiritual en Pennsylvania para acudir a aquel evento científico en el que se honró su labor como matemática. Porque la hermana Mary Celine había sido monja durante más de siete décadas en las que combinó su vida religiosa con el estudio y la enseñanza de las matemáticas.
Mary Celine Fasenmyer fue una mujer como tantas otras que, a lo largo y ancho del planeta decidió en un momento de su vida dedicar su vida a Dios. Había nacido en Crown, en el estado de Pennsylvania, el 4 de octubre de 1906, en el seno de una familia católica. Su padre, George Fasenmyer, se ganaba la vida en el próspero sector del petróleo que se desarrollaba en aquellos años en la zona. Su madre, Cecilia, falleció cuando la pequeña Mary Celine era apenas un bebé de un año de edad.
Mary Celine fue siempre una buena alumna, destacando en matemáticas. Después de estudiar en distintos centros religiosos, se graduó en 1923. Durante los diez años siguientes, ejerció como maestra en el Catholic Mercyhurst College de Erie. Allí, en 1933, se unió a las Hermanas de la Misericordia convirtiéndose en la hermana Celine.
Fue la propia congregación la que animó a la hermana Celine a que continuara con sus estudios y no dejara de lado sus capacidades intelectuales. Así, se trasladó por un tiempo a las universidades de Pittsburgh y de Michigan donde se formó en matemáticas y física. Tras años de estudio, en 1946 se doctoraba con una tesis titulada Algunos polinomios hipergeométricos generalizados. Sus teorías fueron desarrolladas en dos artículos científicos que profundizaban sobre aspectos relacionados con la geometría, los polinomios y los algoritmos. Los polinomios hipergeométricos que la hermana estudió, terminarían siendo conocidos como "Polinomios de Sor Celine".
La hermana Celine regresó a Erie, donde dejó su labor de investigación y su trabajo como profesora y se volcó en la vida religiosa. La oración se convirtió en el centro de su existencia hasta el final de sus días. Mientras ella vivía retirada del mundo, dos científicos, Doron Zeilberger y Herbert Wilf se dieron cuenta de la importancia que la tesis de la hermana Celine tenía para las matemáticas. Ambos, con la ayuda de las conclusiones de la religiosa, desarrollaron la conocida como "Teoría WZ".
El matemático Herbert Wilf quiso que el mundo supiera que sus ideas provenían de un punto de partida marcado por aquella religiosa que hacía años que vivía retirada. Fue por eso que se trasladó personalmente hasta Erie, para darle las gracias por su labor científica y para invitarla a acudir con él a una conferencia en la que se expondrían, entre otras, sus ideas. A pesar de su avanzada edad, la hermana Celine accedió y acudió a aquel encuentro en el que la comunidad científica aplaudió su labor como matemática. La hermana Celine regresó a casa, a Erie, donde falleció pocos años después, el 27 de diciembre de 1996.