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“Dopesick”: la lucha contra los opiáceos

DOPESICK
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José Ángel Barrueco - publicado el 21/06/23
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Serie protagonizada por Michael Keaton, un doctor en busca de redención 

A veces uno busca series como herramientas de entretenimiento nocturno. Otras veces prefiere historias reales interesantes que, además, puedan ser educativas para sus hijos. "Dopesick. Historia de una adicción", miniserie que protagoniza Michael Keaton y que puede verse en Disney, reúne las tres condiciones. 

Basada en hechos reales relatados en el libro de Beth Macy, y con algunos toques de ficción, cuenta la historia de la lucha contra la compañía farmacéutica Purdue Pharma, propiedad de la familia Sackler, que comercializó OxyContin, un analgésico opiáceo con receta destinado para el dolor de moderado a grave. Al ser altamente adictivo, su consumo hizo que miles de personas se engancharan sin pretenderlo. Muchas murieron de sobredosis. Como garantizaba un subidón rápido, también los pequeños traficantes empezaron a venderla en el mercado negro y los toxicómanos a robarla en las farmacias. 

DOPESICK

Durante los ocho episodios, de alrededor de una hora de duración cada uno, el creador Danny Strong nos ofrece varias caras del problema y de la lucha. Tenemos a un doctor (Michael Keaton) al que un comercial (Will Poulter) convence para que recete la oxicodona porque paliará mejor que cualquier otro fármaco los dolores que aquejan a la mayoría de sus pacientes (mineros de pueblo); pero el propio médico se convertirá en adicto a los opiáceos cuando le receten el fármaco para sus dolencias.

Están los fiscales interpretados por Peter Sarsgaard (un padre de familia que se convirtió al catolicismo a los 40 años y que reza por su colega cuando a éste le someten a cirugía por un cáncer) y John Hoogenakker (un árbitro voluntario en ligas infantiles de deporte): dos hombres de moral firme de los que un personaje dice que los Sackler no podrán comprarles porque su conducta y sus convicciones son intachables. 

Hay una agente de la DEA (Rosario Dawson), obsesionada con reunir pruebas para detener a los culpables, dedicación que hará que su matrimonio peligre. Entre la familia de empresarios destaca el presidente de la compañía y "genio" de las peligrosas maniobras que los convirtieron en millonarios (Michael Stuhlbarg). 

Por la serie también desfilan pacientes, toxicómanos, jueces, camellos, policías, madres destrozadas, padres que llevan a sus hijas adictas a la iglesia para que las ayuden, y dos personajes que tardan en aparecer aunque resultan fundamentales: una monja y un doctor que encabezan el movimiento masivo de protesta contra Purdue Pharma. Ambos resultan claves para ayudar en su desintoxicación al personaje de Keaton. Y el papel de la religiosa es esencial cuando advierte a sus colegas de protesta que a ella los Sackler no van a comprarla con dinero. 

DOPESICK

Una serie ejemplar y educativa

"Dopesick" alterna los tiempos para contarnos los esfuerzos de esas personas durante un par de décadas. El personaje de Keaton y su situación vertebran uno de los temas más complejos: se trata de un buen hombre que ayuda a sus pacientes a superar dolores y enfermedades, un médico que no ve venir la adicción, y que incluso acaba enganchado al fármaco sin pretenderlo (los Sackler no indicaban en la etiqueta su peligrosidad, y aconsejaron administrar una pastilla tan fuerte incluso para dolores leves).

Durante media serie Keaton se sentirá culpable por haber sido uno de los causantes involuntarios de tantas adicciones y sobredosis. Un doctor que, mientras se recupera acudiendo a centros y conversando con otras personas, tratará de ayudar a otros a desintoxicarse: será su manera de corregir errores y alcanzar la salvación y comprender que el dolor forma parte de la naturaleza humana. Su personaje actúa de eje porque reúne casi todas las temáticas centrales de la serie.

En el caso de los dos fiscales, a los que no se puede corromper, resulta ejemplar su determinación. A lo largo de los episodios los vemos cada vez más cansados, a punto de claudicar tras encontrarse con tantas negativas de jueces, puertas cerradas y gente involucrada que no quiere o no puede hablar. Su lucha a través de los años recuerda a la de los periodistas de la magnífica "Zodiac" de David Fincher. 

Pese a ser un producto para adultos, yo la vi con mis hijos y les sirvió para comprender el daño que causan las drogas: tanto a quienes abusan de su consumo como a las personas de alrededor. En este sentido, me parece educativa. Son problemas reales y cotidianos a los que no podemos dar la espalda. En el caso de OxyContin, los propios pacientes no tuvieron la culpa de convertirse en adictos: pero la serie sirve como ejemplo de ese exterminio, a veces lento y a veces veloz, que causa la drogadicción.    

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