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Popularmente es conocida como la «santa de los imposibles» y despierta gran devoción también en América Latina. Se trata de santa Rita de Casia, una mujer humilde que vivió en el Siglo XV y que tanto durante su vida como después de su muerte ha sido reconocida como una gran intercesora.
En los últimos días, en Chile, se vivió un momento especial de la mano de esta santa que curiosamente durante su vida se ha dedicado mucho tiempo al cuidado de los enfermos de peste sin contraer la enfermedad.
En efecto, en la comunidad de la parroquia Santa Rita de Casia de San Fernando se llevó a cabo la entronización de una reliquia perteneciente a su santa patrona, tal cual reproduce la web de la Iglesia de Chile.
Reliquia de primer grado
La ceremonia contó con la presencia de unas 60 personas y fue celebrada por el párroco Jorge Luis Flores junto con el padre Juan Francisco Constanzo O.S.A, se agregó.
En cuanto a la reliquia, se trata de una partícula del cuerpo de la santa (por lo tanto, es considerada de primer grado) que fue donada por el postulador general de los agustinos, fray Josef Sciberras, a la comunidad agustina en Chile.
Gracias a esta donación, la reliquia ha sido expuesta para la pública veneración. Al mismo tiempo, desde la Iglesia de Chile se recuerda que la donación fue posible «gracias a la gestión del padre agustino Juan Francisco Constanzo, quien pidió a Roma la reliquia para la parroquia Santa Rita de San Fernando, de donde fue administrador parroquial entre los años 2020 a marzo de 2023».
Por su parte, Flores agradeció la gestión de Constanzo «y exhortó a la comunidad a concebir la entronización de la reliquia como una renovación de la fe y un impulso misionero para los agentes pastorales y la comunidad comprometida».
«Pocos santos han calado tanto en la devoción del pueblo como Rita de Casia (Roccaporena, 1381 - Cascia, 1457). Modelo de esposa, madre, viuda y religiosa fue beatificada en 1628 por el papa Urbano VIII y proclamada santa por León XIII en 1900», se agregó desde la Iglesia de Chile.
Plegaria
A continuación una oración para empezar a palpitar la festividad de la «patrona de las causas imposibles», que se celebra cada 22 de mayo:
Bajo el peso del dolor, a ti, querida santa Rita, yo recurro confiado en ser escuchado. Libera, te ruego, mi pobre corazón de las angustias que lo oprimen y devuelve la calma a mi espíritu, lleno de preocupaciones.
Tú que fuiste elegida por Dios como abogada de los casos más desesperados, obtén la gracia que ardientemente te pido [pedir la gracia que se desea].
Si mis culpas son un obstáculo para el cumplimiento de mis deseos, obténme de Dios la gracia del arrepentimiento y del perdón mediante una sincera confesión.
No permitas que durante más tiempo yo derrame lágrimas de amargura.
Oh, santa de la espina y de la rosa, premia mi gran esperanza en ti,
y en todas partes daré a conocer tu gran misericordia con las almas afligidas.
Oh Esposa de Jesús Crucificado, ayúdame a bien vivir y a bien morir.
Amén.