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¿Las redes sociales son buenas o malas para mí?

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Carlos Padilla Esteban - publicado el 17/04/23
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Tal vez no sea necesario que suba absolutamente toda mi vida a un perfil de Instagram o a TikTok..., ¿verdad? Carlos Padilla orienta sobre cómo actuar

No tengo muy claro si uso bien las redes sociales o no. Ya no sé si me hacen bien o me esclavizan. Leía en un artículo:

"La tecnología tiene el poder de iniciar, construir y mantener una relación, pero también el de dañarla. Depende del uso que le demos a esa herramienta. Y aquí, parafraseando al escritor francés Antoine de Saint-Exupéry quizás vale la pena recordar que lo esencial es invisible a las redes sociales".

Es cierto, lo esencial es invisible a las redes sociales. Lo esencial sucede en el corazón de cada persona y no se ve, no se puede juzgar desde fuera ni interpretar.

Mi verdad habita en lo secreto del corazón. Tal vez por eso no sea tan necesario que suba todo a mis redes sociales, que me exponga sin pudor.

No necesito perder horas viendo lo que los demás suben a las redes sin centrarme en lo que de verdad quiero hacer. ¡Cuánto tiempo pierdo inútilmente!

No necesito tener muchos seguidores y no quiero que me afecten lo que opinan de mí, lo que comentan, lo que escriben.

Hay mucho hater por ahí que no me hace bien con sus comentarios. Pero soy yo el que les da poder sobre mi estado de ánimo a los demás.

No necesito la aprobación de miles para ser feliz. No me hace falta el apoyo incondicional de cientos de desconocidos que me siguen a mí entre muchos y que no son importantes realmente en mi vida.

¿Para qué uso en realidad las redes sociales?

Surge esta pregunta en mi corazón. ¿Qué busco detrás de lo que publico? Cada día me miro en el espejo y me pregunto sobre mis verdaderas intenciones.

¿Soy capaz de desconectarme, de vivir sin redes, de desaparecer por un tiempo indefinido? Entonces veo el apego que tengo a vivir expuesto.

¿Pongo mi corazón en las redes?

Es como si lo que no quedara registrado en las redes no hubiera pasado. ¿Qué imagen de mi vida quiero trasmitir a los que me siguen? ¿Qué fotos subo? ¿Qué espero que digan, sientan al mirar mi vida, la vida de mi familia y amigos?

Quizás he perdido el pudor y me da igual lo que sientan o digan. O tal vez vivo esclavo de las reacciones de muchos a los que no conozco ni amo.

Las redes sociales son una gran herramienta para la vida. Gracias a ellas logro estar más cerca de personas que están lejos. Sé cómo se encuentran, lo que hacen, lo que viven.

Pero a veces siento que se da un efecto contrario con los que están más cerca. Puedo estar enfrascado en mi celular en comunicación con gente que está lejos, mientras desatiendo y no escucho a los que están sentados a mi lado.

¡Cuántas veces las relaciones más íntimas sufren por la esclavitud que puede provocar mi adicción a las redes sociales!

Además los vínculos creados en las redes no son demasiado profundos. Son flexibles y pueden ser muy laxos. Leía el otro día:

"Las redes sociales representan una estructura que conecta y desconecta a la vez; es decir, que existe la misma posibilidad de estar disponible o no como una elección legítima (Vespucci, 2006). Por lo tanto, el compromiso es algo fluido y laxo que puede dejar de ser consistente en cualquier momento, ya que se tiene la legítima opción de elegir entre estar conectado o no".

Puedo estar o no estar. Conectarme o desaparecer. Y mis vínculos se convierten en algo más débil:

"En la sociedad posmoderna, los jóvenes hablan de "conexiones" en lugar de "relaciones", conversan más acerca de "redes" que de "parejas".

Esto se debe a que las redes sociales entrañan una falta de compromiso en virtud de que conectan a las personas tan fácilmente que es también fácil desconectarse, en contraste con el compromiso mutuo que implican las relaciones de pareja cara a cara".

Son vínculos muy débiles que se pueden romper con facilidad. Hay menos compromiso, menos carga emocional.

Todo comienza muy rápido y de forma intensa. Pero de la misma forma puede desaparecer.

Autenticidad

Creo en el poder de las redes sociales. Puedo aprender mucho y de forma muy fácil y cómoda. Puedo estar en conexión con muchas personas que viven lejos.

Puedo compartir mi vida con personas a las que amo y están lejos. Todo eso es un bien inmenso, un don.

No regreso al pasado, no me escapo de la realidad que vivo. Pero quiero hacerlo bien, con libertad, con compromiso.

Quiero que mi compromiso sea con la realidad.

Quiero ser veraz y auténtico en todo lo que publico. Quiero entablar relaciones sanas a través de las redes.

No quiero desatender a los que están más cerca, con los que comparto mi día, a los que miro cara a cara.

No quiero perder mi tiempo dejando pasar imágenes constantemente. No quiero llenarme de lo que no me llena el corazón, sólo los sentidos.

No quiero perder la vida en cosas superficiales que no me forman, no le dan un sentido a mi vida.

Las redes sociales no son ni malas ni buenas. Como la mayoría de los avances de la humanidad todo depende del uso personal que les doy.

Quiero que me ayuden a crecer en mis relaciones personales. Quiero reflexionar sobre el papel que cumplen en mi vida. Que todo lo que publique hable de mi verdad, de mi vida como es.

Quiero darle un sí a esta forma de vivir conectado, pero sin desconectarme nunca de los que están a mi lado.

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